El coronavirus no ha conseguido frenar a la cultura. Pese a la cantidad de trabas que se le está poniendo como la limitación del aforo, la gente amante del arte en vivo sigue acudiendo, mascarilla por delante, a teatros y salas de espectáculos. El Teatro Auditorio del Revellín ha acogido los festivales flamencos anuales de la Peña Flamenca ‘Tío Miguel’ y de la Asociación Cultural Amigos del Flamenco.
Ambas agrupaciones ofrecieron a los asistentes al teatro una noche llena de arte flamenco y de cante, donde las palmas del público se mezclaban con las que daban los palmeros sobre el escenario. Para ambas ediciones, se ha contado este años con artistas del ámbito local, ya que debido a la crisis sanitaria que estamos sufriendo provocada por el coronavirus, traer a alguien de fuera era correr un poco de riesgo.
Estos artistas han sabido dar la talla sobre esas tablas y se han dejado el alma y la voz para ofrecer lo mejor de ellos mismos al público caballa, el cual respondió con oles y aplausos cada una de las actuaciones. Tanguitos, rumbas, fandangos y alegrías resonaron en las paredes del ‘Revellín’ a través de las voces, las guitarras, el cajón y las palmas de estas dos peñas flamencas.
Los primeros en subir a las tablas de este teatro ha sido la Peña del Tío Miguel. Tras la presentación ofrecida por Juan Heredia y unas palabras del propio Tío Miguel, el flamenco empezó a brotar de las cuerdas vocales de Dori Heredia, la encargada de dar inicio al VI festival Flamenco de la Peña 'Tío Miguel'.
El broche final a este doble festival lo han puesto los cantaores de la Asociación Cultural Amigos del Flamenco, acompañados de su bailaora Victoria. La celebración de su XVIII festival flamenco anual ha puesto el punto y final a una noche llena de cante local y duende ceutí.