La llegada de refugiados sirios que estaban establecidos en Marruecos y que encuentran ahora el momento oportuno para su entrada en el país a través de Ceuta y Melilla ofrece una doble cara según la frontera sur de Europa elegida.
Así, mientras a la ciudad solo ha llegado una familia siria (aunque fuentes policiales reseñan que la mujer es marroquí) que permanece acogida en el CETI, en Melilla se está produciendo el pase de entre 150 y 200 refugiados cada semana. La cifra la dio ayer el delegado del Gobierno en la ciudad hermana, Abdelmalik El Barkani, tras la clausura de un seminario sobre vigilancia en fronteras desarrollado en Melilla.
¿Qué pesa en esa elección?, ¿por qué este colectivo está utilizando la vía de acceso melillense en detrimento de la ceutí? Fuentes policiales consultadas por este medio apuntan a la particular estructura de fronteras que existe en Melilla, que le lleva a compartir varios enlaces con Marruecos padeciendo un control documental mucho más difícil. Ceuta, en cambio, con un único enlace fronterizo como es el Tarajal y con mejores relaciones de colaboración con las fuerzas marroquíes, se convierte en una vía de entrada para el colectivo sirio mucho más compleja.
De hecho la propia Policía tiene constancia de que Marruecos ha detectado el intento de entrada de sirios, que pretendían acceder con documentación falsa aprovechando la entrada de porteadores marroquíes y trabajadores transfronterizos.
El panorama ‘pintado’ en las ciudades hermanas choca frontalmente en su atención al colectivo de refugiados para cuya acogida se han preparado ya los centros de estancia temporal.
Melilla evita el colapso de sus instalaciones favoreciendo la salida gradual de los sirios, por delante del resto de inmigrantes por razones económicas y laborales.