Enrique José Díaz León es profesor asociado del Departamento de Periodismo I de la Facultad de Comunicación de Sevilla. Su amor por la astronomía le ha ido empujando poco a poco hacia la divulgación e información científica, donde ha asistido en numerosas ocasiones como ponente experto en comunicación sobre la ciencia, la tecnología y el medio ambiente. Es editor del programa ‘El Observatorio’ de Canal Sur Radio y es colaborador ocasional en medios públicos y privados de Andalucía. Entre sus publicaciones destaca ‘Las máquinas bélicas de Leonardo da Vinci’, una obra que desglosa numerosas invenciones que fueron diseñadas para el ámbito militar y que han acabado teniendo un impacto positivo en la ciudadanía.
–¿Sobre qué versará su conferencia de este martes?
–La he titulado ‘Ciencia, fake news y poder’. Analizo el tema de las noticias falsas en ciencia y vincularlo también a la política, a la relación existente con el poder político y económico. Ese es el planteamiento, y sobre ello procuraré disertar.
–Sobre las decisiones, sin querer echar la culpa a nadie, ¿es falta de formación de los informadores o de los espectadores?
–A esa conclusión llegaré en la conferencia. La demanda cada vez es de más información y formación por parte de la ciudadanía. En mi caso, que trabajo en la Radio Televisión Pública de Andalucía, planteo seguir trabajando en lo que ya estamos haciendo desde las instituciones. En este caso, el impacto de las redes sociales es brutal pero también quiero hablar de los medios tradicionales, ya que la radio tiene su audiencia, sus seguidores y sigue jugando un papel fundamental en la información y la formación necesaria.
–¿Están los medios españoles a la altura de lo que exige una buena divulgación científica?
–Creo que se debe hacer más. Valoro lo que ya se hace, desde los medios públicos especialmente. La información científica, cuando hay grandes noticias, todos tenemos en la cabeza los grandes titulares y se procuran hacer seguimientos y coberturas magníficas. Pero nos falta un diario para estar contínuamente formándose e informándose, al que se le puedan plantear dudas y sugerencias.
–¿Y qué se ha hecho?
–Hubo una inversión importante en la época pasada. Los estamentos públicos y privados siguieron esta tendencia, pero con la crisis se perdió mucho: buenas publicaciones y buenos divulgadores que se tuvieron que dedicar al periodismo en general porque no hubo posibilidad de mantener medios especializados.
–¿Quién tira del carro en la divulgación científica en nuestro país?
–Es curioso lo que pasa en nuestro país. Hay gente muy buena que con carácter independiente y gracias a la influencia de las redes sociales, nos ha permitido llegar a mucha gente. Pero la fortaleza te la da las grandes plataformas como la radio y la televisión, que están muy conectadas con el poder institucional y la inversión. Al margen de los riesgos de las redes sociales, hay gente que está haciendo trabajos de divulgación científica espectaculares. Hay buena salud, hay gente que lo hace de manera altruista o buscándose la vida. Parece que la tendencia negativa de las redes sociales se va invirtiendo, al tiempo que alertamos de los peligros de la masificación y la falta de regulación.
–Uno de los grandes retos de la divulgación científica es saber explicar la crisis climática.
–Además creo que más que nunca somos conscientes de que hay determinados gobiernos con no poca influencia que niegan sistemáticamente el cambio climático. Por razones económicas, porque científicas no hay ninguna. Los organismos no dependientes de los gobiernos como los ecologistas están haciendo un trabajo impagable, pero si la tendencia es de revisarlo todo, como la llegada del hombre a la Luna o si la tierra es plana...
–¿Hay suficiente temario de información científica en las facultades de Periodismo?
–Existe en el currículo, pero es una asignatura optativa en el caso de Sevilla. No es como el periodismo deportivo, que está muy solicitado, pero es un tipo de periodismo que existe aunque le falta recorrido como en los másteres especializados. Creo que hay que apuntar a una exigencia alta porque, según informes del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología (FECyT), existe una demanda de la ciudadanía de esta información. Yo creo que cualquiera, con un mínimo de formación, se da cuenta de que es necesaria y fundamental la información científica.