Nada más empezar la película te vas dando cuenta de las caras de unos y otros, así como del calco, fotograma a fotograma, de la hermana originaria de 1991, y ves que este proyecto ha sido concebido mucho más que para el disfrute de los pequeñajos, que empatizan más con los dibujos animados en historias fantásticas, para los que vieron La bella y la bestia cuando eran niños y ya no lo son.
El caso es que Disney ha decidido darle una vuelta de tuerca a sus más populares clásicos de animación resucitándolos en imagen “real” con actores de carne y hueso, y para esta historia cuenta con el realizador Bill Condon, experto en éxitos de blockbuster y un reparto de verdadero lujo que te estrujo.
A estas alturas de la película pasaremos un poco de puntilla por el archiconocido argumento de la muchacha que acaba buscando a su despistado y cautivo padre en un castillo encantado por una hechicera que ha convertido al príncipe (obsesión de Disney con la realeza, verdadera obsesión) y a sus sirvientes en bestia (cubriendo la cuota de diversidad) y objetos animados en ese orden, y el amor redentor de la muchacha, que lo que ve de todos está en el interior, es lo único que puede salvarles. Moraleja al canto. Enunciadas las premisas que huelen un poco a naftalina, hay que añadir que el toque de fortaleza femenina que le imprimen la época y la actriz a su protagonista son lo mejor que ha aportado una nueva visión que funciona mejor cuanto menos se aleja de la original, lo cual no es precisamente un halago, pero que por fortuna transita muy en paralelo con la de dibujos animados.
Los efectos que el músculo de la gran multinacional puede comprar (presupuesto de nada menos que más de 200 millones de dólares, y lo recuperarán a buen seguro con creces) aportan ese aire de magia necesario para rodear a nombres como los de Dan Stevens, Luke Evans (muy bien en su caricaturesco papel), Kevin Kline, Emma Thompson, Ewan McGregor, Ian McKellen o, sobre todo, Emma Watson, que protagoniza y lleva el peso del proyecto con aplomo y sin despeinarse (casi literalmente). Y es que Hermione Granger se hizo mayor hace algún tiempo ya y ha demostrado bastantes cosas por el camino…
Llegados a este punto conviene resaltar que, siendo cierto que se antoja recomendable ver este tipo de obras musicales en versión original, el trabajo del doblaje y selección del mismo es, como casi siempre en España, muy bueno (es francamente llamativo lo que se parecen las voces de Michelle Jenner de Bella en español y la de Bely Basarte, que es la que aporta con su maravillosa voz los momentos musicales del personaje).
Más allá del debate de la conveniencia o necesidad de recontar lo mismo, todos los ingredientes que uno puede buscar en esta revisión acaban aflorando de una u otra forma (incluida la banda sonora encabezada por la esa famosa canción que se te meterá en la cabeza y no saldrá en dos semanas), aunque poco más que eso. Ello logrará más aplausos que caras de enanito gruñón y servirá para cargar a los productores de argumentos para la próxima. ¿Suficiente?
Puntuación: 7