Dios los cría y ellos se juntan

{jaimage crop="TC" /}Llevamos varios días asistiendo a un espectáculo deleznable que nada tiene que ver ni con la denuncia política, ni por supuesto con la periodística, que ha podido estilarse en otros casos. En esta historia lo único que subyace en el fondo es una amalgama de intereses bastardos de unos y de otros que al final han coincidido en el camino. Una historia, que debe publicarse, que los ciudadanos deben conocer para luego sacar sus propias conclusiones, y que tiene a tres personajes centrales y una diana que no es otra que la figura del presidente Vivas. Tanto el secretario general del PSOE, José Antonio Carracao; como el editor de ‘El Pueblo de Ceuta’, José Antonio Muñoz y el funcionario Federico Cuenca buscan, de la mejor manera posible, hacer daño a la figura del presidente de la Ciudad Autónoma. Cada uno por sus razones, por sus propios intereses ajenos a eso que nos han vendido de destapar la corrupción o erigirse en seres puristas que destapan escándalos. Conocer la historia que se esconde detrás de todo este espectáculo es, cuando menos, lo que merece la ciudadanía.
Comencemos por el primero de ellos, el secretario general de los socialistas. El primero, pero no porque sea el más importante, ya que el mismo Aróstegui se refirió a él el otro día llamándole el “tonto útil”, sino porque es quien está ofreciendo la versión que le entregan en el guión que otro escribe. Carracao se está limitando a poner la voz. Ha situado a un partido histórico a las órdenes de otros individuos que tienen unos intereses muy claros y que, desde luego, nada tienen que ver con los políticos, sino que son meramente crematística. Carracao es ese muñeco de guiñol que necesita que alguien meta la mano por dentro y que lo mueva para que pueda hablar. En estos episodios no está haciendo otro papel, sino ése, el muñeco de guiñol. Ha permitido ese manejo, además, por ese sentimiento de rencor que guarda al no habérsele aprobado su permuta que le permita trabajar en el Ayuntamiento de nuestra ciudad y no verse obligado a acudir a Algeciras. Algo por lo que ha despotricado incluso en sede socialista, usando la mítica casa del pueblo de Daóiz en un lugar en donde abordar asuntos que solo le competen a él y a su futuro profesional, al quedarse sin nada tras dejar su puesto de asesor del delegado del Gobierno. Esa denegación de la permuta cuenta con la firma de tres técnicos, no es una decisión política sino meramente técnica y de acuerdo con la legislación, pero Carracao se empeña en vender esto como si fuera una venganza de Vivas. No lo decimos nosotros, lo asegura él en las redes sociales, en donde lamenta su situación y culpa a la propia Ciudad por verse en esa situación, yendo a trabajar a Algeciras, vendiéndonos que eso impide su actividad al frente del partido, presentando esta historia como un veto a su labor de oposición. No, no es así señor Carracao. Cada uno trabaja donde puede y como puede, y usted tras quedarse en el paro después de años ‘asesorando’... bueno es que siga teniendo un trabajo para disponer de más de un ingreso, o dos, o tres...
En ese afán por utilizar el partido para sus intereses personales, Carracao está arrastrando unas siglas históricas a su conversión en una comparsa. Existe mucho malestar en el partido por esta manera de manejar los hilos de las decisiones políticas, malestar en históricos que todavía son guerreros en la faceta pública que ocupan y que pueden dar más de una sorpresa en breve: lo veremos, todo a su tiempo.
El secretario general de los socialistas que durante los últimos años se ha rodeado de un grupo de corifeos que le aplauden todas sus salidas de tono y sus delirios, como dijo el otro día el vicesecretario de Comunicación del Partido Popular Emilio Carreira, no tiene contestación en la Ejecutiva porque no lo ha permitido. Sí que hay, en cambio, un malestar más que claro en ex-dirigentes socialistas históricos que no entienden la deriva de quien estaba llamado a ser el recuperador del socialismo en nuestra ciudad y que ha convertido el partido en su empresa particular, después de que el propio Salvador de la Encina le facilitara su llegada a las riendas del partido eliminando a todos los que podían hacerle sombra. El bautizado como crack quiere verse líder y es capaz hasta de cometer errores de bulto sin empaparse siquiera del trabajo que le dejó hecho su predecesora, Antonia Palomo. Así le va, repudia hasta de quien le tuvo a su lado como su ‘hijo político’.
Pasemos al segundo protagonista de esta historia, el funcionario Federico Cuenca. Ex-director general en la Consejería de Hacienda en los tiempos del GIL, precisamente los años en que se formalizó ese contrato con Urbaser que luego heredó el actual gobierno. Un funcionario que ahora mismo es el responsable del área de Patrimonio y que casualmente se ofreció voluntario para la redacción del informe que le encargaron desde la Ciudad. Este ciudadano es una persona muy cercana al editor de ‘El Pueblo de Ceuta’, José Antonio Muñoz, con quien le une una gran amistad tanto personal como profesional. Fue asesor financiero del primer equipo de fútbol de nuestra ciudad y seguramente en otros negocios particulares de quien fue el presidente del conjunto. Además es una persona que le ha acompañado en más de una ocasión a los despachos oficiales para interesarse por situaciones derivadas de las relaciones contractuales de ‘El Pueblo de Ceuta’ con la Ciudad Autónoma. Ese es el famoso autor del informe, un funcionario cercano al editor del Pueblo que además fue expedientado por la Ciudad al haberse publicado en ese diario unos documentos internos. No es persona ajena a lo que tenga que ver con esa Casa, ¿curioso, no?, la misma Casa que maneja al socialista para que ponga voz al informe hecho por Cuenca.
Vayamos al tercero en discordia, el editor Jose Antonio Muñoz, Angelín, dueño de un periódico que nace a mediados de la década de los noventa y que en multitud de comentarios editoriales ha manifestado, sin ocultarse en ningún momento, que nacía con una filosofía muy determinada que no era otra que apoyar al Partido Popular en nuestra ciudad, estuviera en el gobierno o en la oposición. Aunque en estos dieciocho años de historia, nada más que durante veinte meses no ha permanecido al frente de los destinos de la Ciudad Autónoma. Por tanto, la pregunta es muy fácil: ¿cómo esa línea editorial ha podido cambiar de la noche a la mañana, en cuestión de días?, ¿cómo es posible que si cuando, hace meses, el propio grupo Caballas habló en sesión plenaria de Urbaser y el contrato, este asunto solo mereciera un espacio residual en su medio?, ¿cómo han pasado de adorar al Gobierno del PP a utilizar términos despreciativos contra todos ellos?, ¿cómo hace unos meses publicaron un especial sobre el PP, Vivas y su gestión, defendiendo la causa, para ahora dar este giro, mordiendo quizá la mano que le dio de comer?
Seguramente el ciudadano ha podido notar ese cambio radical de una semana a esta parte, pero es un cambio que se viene larvando desde hace meses, coincidiendo prácticamente con la decisión del equipo de gobierno de reducir el apoyo económico al primer equipo de fútbol de la ciudad que, precisamente, presidía el editor de ‘El Pueblo de Ceuta’, la desaparecida y hundida Asociación Deportiva Ceuta.
El Gobierno, ante la situación de crisis que vivimos, decidió incrementar su política de ahorro y reducción del gasto. Es una política que, por supuesto, no solamente ha perjudicado, por poner un ejemplo, a los funcionarios, sino también a multitud de empresas y de asociaciones de todo tipo. Por tanto, el primer equipo de fútbol era uno más en esa necesidad de apretarse el cinturón. A partir de esa decisión, las cañas comienzan a tornarse lanzas para el presidente de la Ciudad Autónoma, Juan Vivas. Las críticas contra él comienzan a verse, aunque algo espaciadas, ya no era lo mismo, se marcaban las distancias, pero no se terminaba de romper.  Angelín emprende una campaña de recogida de firmas y presiona con artículos de todo tipo para conseguir la subvención para el primer equipo, mientras le llueven las denuncias en el juzgado, las protestas de los jugadores y las quejas por las deudas que no se abonan. Esa subvención al fútbol que resultaría inmoral y que la Ciudad no eleva, empieza a provocar las iras de quien durante años se ha beneficiado de apoyos económicos importantes y muy golosos aunque no se han traducido en los esperados resultados deportivos. El Ceuta no asciende y, peor aún, se hunde. En todo el país se corta el grifo al fútbol, en la ciudad esto no es aceptado.
Sin embargo, el nerviosismo termina de aflorar cuando también motivada por esa política de reducción y control del gasto, el equipo de gobierno publica el pliego de condiciones para el concurso de publicidad institucional para medios escritos. Un concurso que ahora mismo está pendiente ya de resolución por parte de la mesa de contratación cuando la misma sea convocada oportunamente, tras haber sido publicado en el BOCCE.
Un concurso donde tanto ‘El Pueblo de Ceuta’ como ‘El Faro de Ceuta’ parten con las mismas posibilidades como periódicos que tienen el perfecto derecho a presentarse a ese concurso público.
Sin embargo, toda esta campaña mediática que está realizando desde el pasado miércoles, utilizando a Carracao como ariete nada más que tiene un objetivo muy claro, intentar que se tambalee de alguna manera el presidente Vivas para que se pliegue a los intereses de quienes llevan las riendas en esta historia.
Hasta aquí la realidad de los personajes primordiales que han urdido de alguna manera esta campaña de acoso y derribo contra el presidente Vivas y su gobierno por interés particular, no general. Contada con pelos y señales, sin entrar en descalificaciones ni insultos personales, ni bajezas de otra índole. A partir de este momento, quien prefiera utilizar  otro camino quedará retratado para la posteridad. El ciudadano, hoy, ya sabe quién es quién.