Un ictus, también llamado accidente cerebrovascular o infarto cerebral, producido por la obstrucción de flujo sanguíneo en una arteria, puede afectar a cualquier parte del cerebro. Dependiendo de dicha localización los síntomas será diferentes.
La región más grande del cerebro se llama corteza cerebral y constituye la materia o sustancia gris que está formado por el cuerpo de las neuronas (sus ramificaciones llamadas axones y dendritas constituyen la sustancia blanca). La corteza cerebral se divide en varios lóbulos, que tienen diferentes funciones y reciben su suministro de sangre de diferentes arterias.
Cada lado (hemisferio) de la corteza cerebral tiene un lóbulo frontal, un lóbulo temporal, un lóbulo parietal y un lóbulo occipital. Los ictus que afectan la materia gris (corteza) de uno o más lóbulos del cerebro se describen como ictus corticales. Cada uno de los hemisferios controla la parte contraria del cuerpo. Así, el hemisferio izquierdo se encarga del lado derecho de nuestro cuerpo y el hemisferio derecho del izquierdo.
Los accidentes cerebrovasculares corticales tienden a ser grandes debido a la forma en la que se distribuyen los vasos sanguíneos (arterias) en el cerebro. Los distintos tipos de ictus tienen efectos muy diferentes sobre la función física y el comportamiento, ya que cada lóbulo del cerebro tiene sus funciones específicas.
Lóbulo frontal El lóbulo frontal es el lóbulo más grande del cerebro. Participa en el control del movimiento del cuerpo, así como en la memoria, la atención, el pensamiento, el lenguaje, la resolución de problemas y el mantenimiento del comportamiento apropiado. Cuando el ictus afecta al lóbulo frontal, los síntomas pueden incluir déficits del lenguaje, debilidad y pérdida de sensibilidad en la parte del cuerpo opuesta al lado de la lesión cerebral. El problema del habla producido por estos ictus se denomina afasia de Broca o motora, cuando está involucrado el hemisferio dominante (generalmente el izquierdo). En este tipo de afasia o alteración del lenguaje, el paciente tiene dificultades para la producción de palabras. Su comprensión es relativamente normal, pero tienen problemas para encontrar oraciones gramaticalmente correctas y su discurso se limita a frases cortas y oraciones incompletas.
Un accidente cerebrovascular del lóbulo frontal también puede provocar cambios de comportamiento, problemas de memoria y problemas con el autocuidado.
Puede ser muy difícil para los cuidadores, los familiares y los afectados por un ictus manejar los diversos síntomas. Familiarizarse con estos síntomas puede ayudarlo a aceptar algunos de los cambios que experimentan las personas después de un accidente cerebrovascular del lóbulo frontal.
En alguna ocasiones, los ictus en esta localización pueden desarrollar crisis epilépticas, que afectarán a la otra mitad del cuerpo o incluso, generalizarse afectando a todo el cuerpo.
Lóbulo temporal El lóbulo temporal es particularmente importante en la percepción del lenguaje, la memoria y la audición.
Un ictus a este nivel puede producir problemas de comunicación, lo que se denomina afasia. La función del lenguaje se encuentra principalmente en el lado dominante del cerebro, que es el lado izquierdo del cerebro para las personas diestras, y el lado derecho para muchas personas zurdas. Por lo tanto, un accidente cerebrovascular del lóbulo temporal es más probable que produzca afasia si ocurre en el lado dominante del cerebro.
El tipo específico de afasia causada por un ictus del lóbulo temporal se llama afasia de Wernicke (afasia sensitiva), en la que el paciente puede hablar pero su discurso carece de significado. Por lo general, los pacientes tampoco son conscientes de su déficit de lenguaje. También tienen dificultades para entender el lenguaje escrito y hablado. En la mayoría de los casos, no se asocian déficits motores (debilidad).
Lóbulo parietal Los lóbulos parietales son regiones importantes del cerebro que son críticas en la percepción de uno mismo y la capacidad de sentir nuestro entorno. Un accidente cerebrovascular del lóbulo parietal puede causar una pérdida de sensibilidad que afecta a un lado de la cara, brazo o pierna. El lóbulo parietal también está involucrado en la función del lenguaje y el pensamiento analítico.
Un ictus del lóbulo parietal en el lado dominante del cerebro también puede causar afasia de Wernicke, debido al hecho de que el área afectada se encuentra en la parte del cerebro donde se unen los lóbulos temporal y parietal. Generalmente, las personas que tienen afasia de Wernicke hablan muy rápido y con fluidez, pero sustituyen palabras reales por palabras sin sentido, y pueden no entender lo que se les dice. Esto dificulta aún más el tratamiento a través de la logopedia.
Un ictus en esta región del cerebro también puede producir alteraciones de la visión, problemas con la percepción espacial y dificultades con las tareas motoras.
Al igual que ocurre en el lóbulo temporal, un accidente cerebrovascular en el lóbulo parietal afecta a las personas zurdas de manera diferente que a las personas diestras.
Lóbulo occipital Los lóbulos occipitales son vitales para el procesamiento visual. Un ictus del lóbulo occipital puede causar pérdida total de visión o pérdida parcial de visión de uno o ambos ojos, además de otros síndromes menos frecuentes y complejos.
Debido a la forma en que las arterias están dispuestas en el cerebro, los accidentes cerebrovasculares del lóbulo occipital son menos comunes que los que afectan a los lóbulos frontales, los lóbulos temporales y los lóbulos parietales. En resumen, podemos ver que la localización del ictus explica por qué diferentes personas manifiestan diferentes síntomas y/o secuelas. No sólo por la localización que hemos mencionado, si no también por la extensión del área cortical afectada.