Si en Ceuta se habla de piragüismo hay una figura que sobresale por encima del resto y esa es, sin duda, la de José Ramón López Díaz-Flor. Un hito de esta modalidad deportiva y que hizo que el nombre de Ceuta resonará con fuerza en el panorama tanto nacional como internacional.
Díaz-Flor ha querido conceder una entrevista a El Faro, una casa que siente “como mía” ya que en su época este periódico era el único que existía en la ciudad. “Siempre me sentí muy bien tratado por todos los periodistas de este medio, y por eso cada vez que escucho o leo una noticia de El Faro lo identifico como mío”.
Este deportista medallista olímpico no empezó desde niño a practicar esta modalidad deportiva, sino que como muchos otros jugaba al fútbol y también al balonmano. “Más que nada me dedicaba a jugar al fútbol, tienes que entender que te hablo de los años 60 donde casi todos los niños practicaban este deporte. Además también jugué al balonmano y lo hice en el mítico UA Ceutí con el que incluso llegamos a jugar en la Primera División”, apostilla.
Pero, la vida de Díaz-Flor cambia de la noche a la mañana cuando una lesión le hace retirarse de los terrenos de juego. Ahí, sin saberlo, la vida de este deportista daría un giro para siempre. “La verdad que tengo que admitir que jugando al fútbol no era muy bueno y por los avatares de la vida un día con 18 años me vi montado encima de una piragua y desde entonces no me he bajado de ella. Me monté porque pensaba que para el deslizamiento de la embarcación solo tenía que utilizar la fuerza de brazos, cosa que con el tiempo me di cuenta que no era así”, prosigue.
Al final, el piragüismo le ha hecho tocar la gloria a Díaz-Flor y por eso se siente, años después, un privilegiado. “Estoy súper satisfecho por todas las vivencias y momentos que he vivido gracias al piragüismo. Pero sobre todo me quedo con la satisfacción personal porque era dedicarme profesionalmente a lo que verdaderamente me gustaba. No era muy buen estudiante, y en aquella época o estudiabas o trabajabas. Tus padres no te permitían otra cosa”, señala.
El padre de Díaz-Flor fue el fundador del Club Los Delfines. Eso sí, antes de que eso ocurriera, José Ramón perteneció al CAS, entidad que abandonó poco tiempo después. “Por circunstancias de la vida y por algunas personas que lo dirigían, nos salimos del club. No quiero entrar en cosas personales después de tantos años, pero sí decidimos abandonar ese equipo. Aprovechamos un día en el que el foso estaba lleno y nos llevamos todas nuestras cosas y guardamos todas nuestras pertenencias debajo del puente que da a la playa de El Chorrillo”, añade.
Díaz-Flor destaca que la creación de ‘Los Delfines’ fue en el momento justo en el que el piragüismo vivió su boom en esta ciudad. “Mi padre, Campoamor, Ricardo, María del Carmen... Fueron los que más se movieron y nos metimos en un barracón aquí arriba en el pantano. En ese momento fue en el que empecé a escribir mi historia en la vida deportiva”.
Eso sí, el ceutí ha querido dejar claro que el deporte es muy gratificante, aunque también guarda fracasos que hay que saber llevar. “El deporte es bonito, pero no tanto como la gente cree, ya que indudablemente dentro del contexto deportivo hay éxitos grandísimos pero también fracasos. Entonces cuando empecé a remar y vi que tenía posibilidades me marqué un objetivo claro, que no era otro que llegar a lo máximo. Me acuerdo cuando competía con algunos que ya estaban en la élite y les decía ya no me vais a ganar más. Me seguían ganando algunas veces pero me sentía seguro”, bromea.
El piragüista caballa consiguió la medalla de plata en los Juegos Olímpicos de Montreal en 1976 y seis medallas en los campeonatos del mundo entre los años 1975 y 1978. Le han preguntado muchas veces qué sintió al subirse al podio, pero aún muchos años después no sabe cómo describir ese momento. “Te prometo que no te lo digo por quedar bien, pero no fue un sentimiento personal. Sentía que había hecho algo grande y que lo tenía que hacer para que vieran que Ceuta estaba ahí y que el Estrecho es solo un nexo de unión con la Península, es nuestra propia autovía”, añade.
Díaz-Flor es un enamorado de su tierra natal, Ceuta. Se siente un privilegiado cada vez que regresa a casa y eso en parte es gracias a las múltiples muestras de cariño que recibe cada vez que cruza el Estrecho. “Me siento más caballa que español. Y mira que soy una persona que me siento muy español, pero Ceuta la llevo por bandera porque el sentimiento de arraigo que tenemos los caballas es muy distinto al de otros lados. Por nuestra situación geográfica eso aumenta, y nos hacemos defensores a ultranza de nuestras raíces. Soy un privilegiado porque defendí el nombre de esta ciudad por todo el mundo”, apostilla.
El deportista ceutí ha recalcado que su posicionamiento dentro de su situación profesional le hace que pueda ser transmisor de Ceuta a esos deportistas que cada año, acuden, por ejemplo a la Gala del Deporte. Carolina Marín es una de las figuras la cual llevaba unos años detrás de ella. “Si me comparo con algunos de los deportistas que han venido, yo ni lo soy. Quiero que conozcan Ceuta y que ellos sean los transmisores y lleven ese mensaje de esta ciudad. Sin ir más lejos, Carolina Marín me dijo mientras me despedía de ella que le había sorprendido estar aquí, ya que nuestra gente es muy acogedora. Y esa es la sensación que quiero que se lleven todos ellos”.
En la entrevista, con su imagen detrás donde consiguió grandes logros, Díaz-Flor se emocionaba al hablar del Club de los Delfines. Una entidad que él la vio nacer, y que señala hace mucho por los jóvenes caballas.
“Es un club muy importante. Costó mucho crear todo esto y que siempre estuviera en auge. Pienso que además hacemos acciones sociales de integración mucho mayor que cualquier organismo municipal. En este club no hay distinción de raza, ni religión. Aquí puedo decir que el 90% de los chicos son musulmanes y estamos súper orgullosos”, prosigue.
Tuvo momento para recordar una anécdota de una madre agradeciendo al club la gran labor que hacen a diario con su hijo. “Es que llegan muchas personas que no tienen recursos y nosotros le ayudamos en todo para que puedan crecer deportivamente pero también personalmente. De todo eso es de lo que más orgulloso me siento”, finaliza.
Para Díaz-Flor ha sido un privilegio poder haber dedicado toda su vida a la modalidad deportiva del piragüismo. Pero sobre todo se siente orgulloso de haber podido llevar el nombre de Ceuta a todos los rincones del país.
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