Vientos de Levante. Esos que afectan en la mente. Suplican con indulgencia. Sobre los dolores de cabeza. Y mientras doy vueltas, por las calles caballas, buscando la sombrita, para encontrar ese refugio de la calima, mientras en algunas convergencias, se arranca un fresquito que alaga, a nuestra sudorosa armadura.
Busco un lugar, para refrescar mi temperatura, y una bebida bien fría, tomo con tranquilidad, y es que mi garganta, puede caer afectada, si abuso de esta temeridad.
Pero me dicen la tapita, y en ella está mi trampita, cabrillas al tomillo, y mis ojos coloreados, de una sorpresa deseada, se me hace agua la boca, e intento disimular, pero el hostelero me humilla y yo quedo en un lago, donde el éxtasis me he encontrado.
Ahora solo queda esperar, que me traiga ese manjar.
Y me imagino cogiendo el palillo, tomando ese cuerpecillo y absorbiendo el caldito, y pidiendo mucho pan, para mojar ese caldito, tan rico, que me tiene hipnotizado.
“Busco un lugar, para refrescar mi temperatura, y una bebida bien fría, tomo con tranquilidad, y es que mi garganta, puede caer afectada”
Me da igual que pueda engordar, ya que estamos en verano y solo podemos disfrutar de este día.
Llega el momento y le das gracias al Universo de tener esta pleitesía sobre mi presencia.
Y sólo queda ir marcha hacia la casa, donde algo, seguro fresquito estará esperando.
Mi madre me tiene bien cuidado y aunque esté cabreada por cuando decidiré marcharme de casa, yo le advierto que tratándome de esa manera no podrá intentarlo.
Me ducho con mi gel tan oloroso, que me ha comprado mi madre y con mi porción de desodorante, anhelo el no haber ido a la playa o a la piscina, y tener esos momentos divinos donde mi cuerpo se refresca en esa interminable agua y haciendo mi exhibición de un depurado estilo, me hago dueño del lugar, con las miradas de todos, que ven a un deportista allí en el mar y fuera de la pista de una piscina olímpica.
Con mi orgullo marcado, salgo del agua e intento que mi porte sea de la mirada de alguna bella, pero solo observo a alguna que otra vieja que me saluda. Vaya chasco. Pero he provocado.
Otro día será el afortunado.