MDyC se ha adelantado a la llegada de la Feria poniendo el foco en la necesidad de que las próximas fiestas patronales lo sean para todos. Y ese todos debe ir en mayúscula, sin parches, sin detalles que solo buscan la imagen.
La formación que encabeza Fatima Hamed solicita que en vez de dos jornadas sin ruido haya 4 y que estos se programen en días alternos. No sé qué se acordará al final, pero la propuesta no deja de venir marcada por ese sentir pedigüeño que debería estar más que superado.
Y esto es así porque nada vamos a conseguir metiendo con calzador las dignas reivindicaciones de unas personas en modo ‘quedar bien’. Y no lo digo por MDyC, cuya idea ha nacido de una loable intención, sino por todo en general, por cómo organizamos los actos, las fiestas, los eventos sociales que deben ser disfrutados por todos pero que al final vienen marcados por los reduccionismos incomprensibles.
Ceuta debe plantearse si quiere ser una ciudad atenta a todos, respetuosa con todos y líder a la hora de proyectar, pensar, preparar e idear eventos que tengan en cuenta a todos sus ciudadanos.
No se trata de dedicar unas horas que nos vengan bien a dar una falsa imagen de inclusión porque sencillamente no lo es. Hacer bajar a las personas TEA a una feria de agosto a las siete de la tarde para dedicarles dos horas bajo el sol y vender eso como un logro es demasiado patético.
O se hacen las cosas bien o nos dejamos de pegotes, de propagandas y de promociones sin sentido.
Si Ceuta quiere una Feria inclusiva eso no se consigue aumentando días sino reformulando el tipo de evento que queremos. Y eso, visto lo visto, la Ciudad no está dispuesta a variar. Ni con estas fiestas ni con otras como las que encajan en Navidad.
Se agraden propuestas nacidas de los buenos pensamientos, pero esta no es la solución. La única que sirve es cambiar la forma global de organización.