Hoy, como cada 13 de agosto, se conmemora el Día Internacional de la Zurdera, también en Ceuta. Una jornada dedicada a ese porcentaje de la población, en torno al 10%, que vive en un mundo hecho para diestros y que pretende dar a conocer las dificultades que estas personas encuentran en su día a día.
Y es que la mayor parte de los elementos y materiales de uso cotidiano están pensados para las personas diestras, como las tijeras, los cuadernos e incluso muchos instrumentos musicales.
Echando la vista atrás, no hace muchas décadas, en los colegios obligaban a los más pequeños a no usar la izquierda para ‘corregirlos’ y que usaran la otra mano. Así lo ha corroborado Mari Carmen Guerrero, una ceutí que estudió en un colegio de Adoratrices y cuenta que “había algunas monjas que no veían bien a los zurdos. Intentaban meternos esa mano debajo del pupitre y obligarte a escribir con la derecha”, ya que los consideraban hijos del diablo o de Satán.
Una acción que, en su opinión, lo que hacía era “dificultarnos”, ya que también al hacer manualidades “intentaban que lo hiciéramos todo con la derecha, pero era imposible”. Y al final, a pesar de los métodos que implementaban, no consiguieron que cambiara y a día de hoy ella se considera “zurda total”, asegura Guerrero.
Esto también hacía que de cara a los demás compañeros “éramos los raritos”. Y de hecho, “a mi a día de hoy me siguen diciendo que rara te veo cortando, y es verdad que somos los raritos”, bromea Mari Carmen Guerrero.
"Había monjas que no veían bien a los zurdos y nos obligaban a escribir con la derecha"
Y es que, según explica, “yo me veo que lo hago bien, pero el que me está viendo me dice ‘ten cuidado’, ‘el cuchillo como lo estás cogiendo’ y yo después lo veo en mi hijo y digo es verdad, lo hacemos un poquito más retorcido”.
Cabe destacar que su hijo también es zurdo y se alegra que le haya cogido “en otro tiempo, ya que si ha tenido problemas con los pupitres, por ejemplo, se ha dicho y lo han adaptado y no tiene problemas”.
Esto demuestra que con el paso de los años se ha ido normalizando la zurdera y hoy en día “va cambiando un poquito aunque muchas veces he ido a presentarme a exámenes en sillas pupitres que están puestos para escribir con la mano derecha, pero creo que poquito a poco se van concienciando”. “Hay cosas que parecen absurdas” pero realmente no lo son, “normalmente lo tienen todo para el diestro”, como las tijeras, los cuadernos con anillas o los abrelatas.
A pesar de los inconvenientes que puede encontrar en su día a día, Mari Carmen Guerrero no cambiaría ser zurda, “yo estoy estupenda como estoy, tenemos nuestra inteligencia y nuestro puntito”.
Quien también se siente orgullosa de ser ‘diferente’ es la pequeña Águeda Martínez, de tan solo 10 años. Desde que era una bebé, su madre ya se dio cuenta “con los juguetes. Cada vez que cogía una pelotita siempre lo hacía con la izquierda, y yo se lo dije a mi marido y él decía, ‘aún es muy pequeña’ pero seguía así y ya en la guarde cogía el lápiz también con la izquierda y vimos que realmente era zurda, no utilizaba la derecha prácticamente para nada”. Mientras, su hermana melliza, Fabiola, era todo lo contrario, “no sabe ni coger el lápiz con la izquierda”.
Cuando ya llegó al colegio, recuerda que nunca le dijeron nada sus maestras por ser zurda, aunque sí encuentra algunas dificultades. Por ejemplo, “en algunas clases las sillas que vienen con mesa incorporada al principio solo había para diestras y tuvieron que cambiar para zurdos y las tijeras también son siempre para diestros, nunca ha habido para zurdos”, detalla Martínez. Sobre este último instrumento cabe destacar que ella tuvo comprarse su propia tijeras para zurdos porque “si no me resulta muy raro, al revés”.
"Yo tengo que ponerme en la izquierda de la mesa y ella en la derecha porque si no chocamos con los codos también"
También en el cole “cada vez que escribo con un bolígrafo yo le pregunto a mi profesora si lo puedo escribir con lápiz porque me lo llevo todo por delante y en la libreta me voy chocando con el gusanillo, además de que la tengo que girar entera para escribir recto”.
Con quien también se choca es con su compañero al escribir cuando comparten pupitre “y me dice eres zurda y todo el mundo se sorprende en la clase”, a pesar de que hay dos alumnos más zurdos.
Lo mismo le pasa con su hermana cuando se ponen a estudiar juntas en casa, “Fabiola le dice échate para allá y Águeda le dice pero si yo estoy en mi sitio”, relata la madre de estas dos mellizas. Al igual que para comer, “yo tengo que ponerme en la izquierda de la mesa y ella en la derecha porque si no chocamos con los codos también”, añade Águeda Martínez.
Otra anécdota que comparte esta pequeña es que cuando comenzó a hacer croché “aprendí de la forma en que lo hacen los diestros” porque solo encontró dos o tres para hacerlo con la mano izquierda.
A pesar de estos inconvenientes que le pueden surgir y que se los toma con buen humor, “yo me siento especial porque somos menos”, concluye Águeda Martínez.
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