La frase completa es “Ubi caritas et amor, Deus ibi est” que viene a decir “donde hay caridad y amor, allí está Dios”. Sin embargo los progresistas lo han traducido por, persigámoslos más, cometamos una injusticia más , cobrando el IBI a la Iglesia Católica.
El IBI no lo paga todo el mundo. La ley exime de este pago a muchas instituciones: partidos políticos, entre los que se encuentran las sedes del PSOE e IU, los sindicatos, el edificio de la SGAE, la Cruz Roja, la RENFE, los inmuebles de uso religioso de las comunidades hebreas, musulmanas, evangelistas… y otras más en virtud de la ley de mecenazgo, como el Hotel Palace de Madrid. Por lo que no es un privilegio de la Iglesia Católica el estar exenta de IBI. Y además, la Iglesia ya paga el IBI de locales no destinados a un uso religioso, como puede ser la tienda de dulces de un convento.
Que la Catedral de Sevilla este exenta de IBI es tan justo como que lo esté el Museo del Prado, sin embargo, la Catedral, sí paga las tasas municipales correspondientes como las de recogida de basuras, alcantarillado o el vado de cocheras.
La progresía, en su constante búsqueda del descrédito de la Iglesia, que no de las soluciones a los males que nos asolan (quizá porque la progresía sea en si un mal), intenta hacernos creer que la exención del Ibi es una cantidad brutal. Pero nada más lejos de la realidad. Por ejemplo, en Madrid, de todos los inmuebles exentos, la Iglesia solo supone un 5% del monto total.
En esta sociedad, en la que es más fácil exigir a los demás que a uno mismo, hay quien reconociendo que la Iglesia lleva razón, debería realizar un gesto y renunciar a la exención del IBI. Cómo si la Iglesia no estuviera realizando gestos todos y cada uno de los días, y si no, díganme quién más que la Iglesia se ha apretado el cinturón para acompañar a los que más sufren. No podemos criticar las declaraciones de monseñor Rouco, cuando los números son los números, y ya existen comedores sociales donde se está dando plato único de comida, porque si se dan dos platos, no llega para todos. Eso sí que es una realidad, y no el mullido y carísimo escaño socialista desde donde se pide que se pague ese IBI.
La Iglesia en España gasta aproximadamente 1.000 millones de euros al año. Con los que, por ejemplo, se ponen en funcionamiento 786 Centros de asistencia a emigrantes, refugiados y prófugos, donde se atiende a 391.120 personas.
Los fondos que recibe la Iglesia Católica del Estado provienen exclusivamente de aquellos ciudadanos que, cada vez más, hemos marcado la “x” en la casilla correspondiente de nuestras declaraciones de IRPF, lo que supone un importe inferior a 250 millones de euros. El resto del dinero lo ponen directamente de sus bolsillos aquellos que realizan donaciones a la Iglesia, desde el cepillo de las misas hasta las aportaciones a Cáritas. Por lo que, les ruego, a aquellos que no ponen ni un solo céntimo para la causa de la Iglesia, que se abstengan de solicitar nada a esta, y emprendan el mismo camino que ella si quieren beneficiarse de la exención del IBI.
Un poco de cordura y vergüenza torera le vendría bien a la izquierda de este país. Lo necesitamos con urgencia.