Es una “deuda de dignidad”. Así lo bautizó el concejal de la extinta Caballas, Juan Luis Aróstegui, en aquel Pleno de Ceuta en el que se aprobó elevar una petición al Estado para cambiar la normativa de Registro Civil al objeto de que las familias musulmanas ceutíes pudieran recuperar los apellidos que perdieron en el proceso de regularización en los años 80.
Aquello ocurrió en febrero de 2016, ocho años después resuena con vergüenza un compromiso no cumplido.
El Gobierno de España muestra con indiferencia su escaso interés en la búsqueda de una salida que suponga recuperar la identidad perdida por los musulmanes. Ese es el mayor insulto a miles de caballas que no pueden identificarse como debieran.
“Me llamo Mohamed Hicho Lemmagui. Ese es mi nombre”, expone Mohamed Mustafa Ahmed.
El líder de Ceuta Ya! sigue manteniendo viva la pelea por hacer justicia en algo que le duele, que va más allá de lo político, que le duele profundamente.
“Tenemos muy claro que la lucha por la emancipación de los colectivos históricamente explotados y discriminados abarca no sólo la dimensión material, sino también la simbólica”, explica en declaraciones a El Faro.
“Por ello, tenemos pensado retomar la lucha por la restauración de los apellidos del colectivo musulmán; es decir, la lucha por la identidad que nos fue usurpada en los años ochenta, cuando a cambio de obtener la nacionalidad a la que teníamos derecho y que nos había sido denegada injustamente, tuvimos que asumir que, como apellidos, se nos impusieran nombres de pila masculinos”, detalla.
Mohamed como muchos otros musulmanes lo tiene claro: “Se nos despojó de nuestra identidad. Se nos humilló, y es una humillación que dura hasta hoy. Y que debe terminar”.
Esa humillación se hace notar más aún en estos tiempos convulsos en los que la identidad de un pueblo busca ser arrebatada. Los acuerdos plenarios acostumbran a quedar en papel mojado y aquel de febrero de 2016 no supuso más que una burla.
“La Ciudad tenía la obligación de dar la batalla por esta cuestión ante las instituciones estatales. Pero, como siempre, el Gobierno del PP prefirió desentenderse de sus obligaciones”, lamenta.
“Nosotros vamos a iniciar las acciones políticas oportunas para que este asunto sea tenido en cuenta en las Cortes Generales. Vamos a exigir esa solución colectiva que la mitad del pueblo de Ceuta merece, pues el proceso de obtención de la ciudadanía iniciado en la década de 1980 fue cerrado en falso, con una afrenta que debe solventarse. Y vamos a trabajar para que así sea”.
Las emociones se agolpan en la persona de Mustafa como en muchos musulmanes caballas más.
Aquella imagen de Aróstegui en el estrado plenario defendiendo este punto significaba algo más, era demostrar la lucha de un pueblo dolido. El tiempo ha demostrado el escaso interés de PP y PSOE por saldar esta indigna deuda.
Lo es con familias que vieron mutilada su identidad al perder sus apellidos por un problema administrativo, lo que ha dado pie a esta injusticia colectiva incomprensible en pleno 2024.
“No se ha hecho nada”, lamenta Mustafa. “Se iba a poner una oficina” para que acudieran las personas a presentar su caso, “pero eso no se puede solucionar de forma individual. Debe reconocerse por parte del Estado español que hay discriminación y que se produjo durante los procesos de ciudadanía e incluso antes”.
El caso llegó al Senado gracias a Compromís, pero de manera decepcionante nunca se dio el reconocimiento para abrir un proceso en Ceuta y Melilla para recuperar los apellidos.
La "anomalía" que supuso el hecho de no reconocer como apellidos los de los ascendientes sino sus nombres ha conllevado "no solo un posible daño sentimental por la desvinculación de esas personas de sus ancestros sino también situaciones extrañas como la repetición del mismo nombre hasta tres veces en una persona [Mohamed Mohamed Mohamed es uno relativamente frecuente] o el que muchas mujeres tengan por apellido nombres masculinos [Rabea Mohamed, por ejemplo].
“Mohamed al cubo”, ironizaban los localistas. Una situación que además ha provocado problemas por la coincidencia de los tres nombres.
Actualmente cualquier ciudadano puede iniciar individualmente un expediente para cambiar sus apellidos o el orden de estos siempre y cuando, entre otros requisitos, le pertenezcan "legítimamente" y sean uno de la línea paterna y el otro de la materna.
La opción adecuada es iniciar un procedimiento colectivo. Esa lucha se va a mantener activa, al menos es el compromiso de Ceuta Ya!, en una especie de travesía dura, marcada por una indecente indiferencia.
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