Ceuta guarda en su memoria colectiva la historia del abogado laboralista Francisco Javier Sauquillo, asesinado en la matanza de Atocha, ocurrida en Madrid en 1977. Sauquillo resultó gravemente herido en aquel ataque y murió días después en el Hospital Primero de Octubre. Su mujer, Dolores González, perdió al hijo que esperaba en aquel atentado. Salvó su vida gracias a la protección de Sauquillo después de que unos pistoleros de extrema derecha irrumpieran en el despacho a disparos.
Uno de aquellos criminales fue Carlos García Juliá, condenado a 193 años de cárcel como autor material de cinco asesinatos. Se fugó y desde entonces la Policía le estaba siguiendo una pista que ha terminado este miércoles, con su localización y arresto en Brasil. Su periplo de escapadas le llevó a Bolivia, donde fue encarcelado por narcotráfico, a Chile, Argentina… haciendo uso de información a nombre de terceras personas.
Tras su fuga, la Policía siguió diferentes vías de investigación que situaban a García Juliá en Sudamérica y, aunque resultó imposible conocer la identidad que estaba utilizando por las extremas medidas de seguridad que empleaba, comprobó que se movía por dichos países y que no dudaba en tomar vuelos para desplazarse por esos territorios.
García Juliá, que tenía 24 años cuando perpetró los asesinatos de Atocha, estaba buscado por las autoridades judiciales españolas desde 1994 tras haber sido condenado por la Audiencia Nacional a 193 años de prisión como autor material de cinco asesinatos. Tras el crimen pasó más de un mes escondido hasta que fue detenido el 11 de marzo de 1977 e ingresó en prisión hasta la celebración del juicio.
En 1991 se le concedió la libertad condicional, en 1994 solicitó autorización judicial para salir de España y desde entonces se mantuvo desaparecido al no comparecer ante un requerimiento judicial formal de diciembre de ese año. En 2017 se emitió una orden internacional de detención, momento en el que se iniciaron las gestiones más intensas para dar con el paradero de García Juliá. La investigación determinó que podría estar en la ciudad brasileña de Sao Paulo, donde residiría fugado bajo la identidad de un ciudadano venezolano. Ahora se ha solicitado su extradición para que cumpla por los crímenes cometidos, entre ellos el de este ceutí.
En Ceuta hay una calle que lleva su nombre. Fue inaugurada en mayo de 2010 en la barriada Juan XXIII y con la misma se recuerda a este abogado, afiliado al Partido Comunista de España en una época en la que era ilegal y en la que pelear por los derechos terminó siendo pagado con balas y sangre. Al acto se desplazaron familiares como su hermana mayor, Paquita Sauquillo, que perteneció a la extinta Organización Revolucionaria de los Trabajadores durante la transición y luego fue diputada autonómica y senadora del PSOE.
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