La titular del Juzgado de lo Penal número 2 dejó visto para sentencia el juicio seguido contra A.B., un marroquí de 33 años, con 40 detenciones previas y hasta tres órdenes de prohibición de entrada, que fue detenido por la Policía Nacional el pasado mes de enero en el transcurso de la llamada Operación Araña. Una operación con la que se quería esclarecer los robos en viviendas del centro y Monte Hacho que se estaban llevando a cabo mediante el método del escalo.
El 30 de enero agentes de paisano detuvieron en los acantilados del Sarchal a A.B., quien respondió no solo intentando huir de la Policía sino apabullando a uno de los agentes contra quien se abalanzó arrojando además piedras. Ayer, A.B., que se enfrenta a una pena de 4 años de cárcel por atentado y al pago de una multa de 1.350 euros por un delito leve de lesiones, negó los hechos. Dijo que esa mañana estaba pescando y se sorprendió al ver a unos individuos de paisano que le perseguían. Temió que fueron los mismos sujetos de la barriada del Príncipe que le habían pegado anteriormente y por eso escapó. “No se identificaron como policías, al verlos me puse a correr”, explicó, al igual que puntualizó que le persiguieron unos chicos con un perro de raza pitbull. “No le pegué, no estoy loco para pegar a la Policía, tampoco tiré piedras”, añadió. Indicó además que hay un agente de la Policía que ‘iba a por él’ porque había quedado absuelto tras ser detenido acusado de robo. No consta denuncia aportada en el procedimiento que justificara esa especie de animadversión.
La versión del acusado fue bien distinta de las ofrecidas por los distintos agentes de la Policía que prestaron declaración en calidad de testigos, ya que ese día formaban parte del operativo enmarcado en la fase estelar de la Operación Araña, después de haberse encadenado varios robos en casas a las que el caco accedía trepando a los inmuebles y colándose por ventanas abiertas.
Los agentes ya habían cercado al presunto implicado en estos robos, sabían dónde se escondía y por eso aquel día se dividieron en grupos para actuar en los acantilados evitando así que pudiera escaparse. Estaba localizado como investigado por robos en domicilios, aclaró uno de los investigadores. Lo que no se esperaban era la reacción que tuvo: la de agredir a uno de los agentes y la de lanzar piedras grandes.
Uno de los policías desbarató la tesis esgrimida por el acusado de su desconocimiento sobre si eran agentes del CNP al no ir uniformados. Y es que además de que mostraron sus placas y se identificaron como tal, aclaró que el acusado “nos conoce perfectamente” por haber sido detenido por el mismo grupo con anterioridad por robos.
Y es que hasta 40 veces se le ha arrestado, la mayoría por robos contra el patrimonio y en este caso por su relación con sustracciones de todo tipo de objetos en casas del Recinto, Jardines del Hacho y Urbanización Pueblo San Antonio.
En su informe final, el Ministerio Fiscal consideró la existencia de pruebas suficientes para enervar la presunción de inocencia del acusado, al calificar su versión de meramente exculpatoria mientras que las aportadas por los policías eran más claras y creíbles.
Consideró que había prueba suficiente y solicitó la imposición de 4 años de prisión por atentado al estar probada la existencia de medio peligroso por el uso de piedras. Su Defensa enmarcó esa posible reacción ante los agentes en el “miedo” que su patrocinado pudo tener al ver a unos hombres de paisano a los que habría confundido con otras personas con distinta intención. “Actuó para defenderse”, resaltó, considerando que las lesiones que pudo causar al agente que le detuvo no fueron premeditadas. Solicitó la absolución de su defendido y, de ser condenado, que se le aplicara la menor pena posible.
Que se le aplique la menor pena posible dice y pide el abogado del acusado, éramos pocos y parió la abuela, de todo lo que ha declarado el acusado, más y muchísimo más de la mitad es mentira y ni él mismo se lo cree. Y cuatro años son poquísimos porque las condenas y las sanciones son como los paraisos fiscales donde se pagan pocos impuestos.
Que se le aplique la menor pena posible dice y pide el abogado del acusado, éramos pocos y parió la abuela, de todo lo que ha declarado el acusado, más y muchísimo más de la mitad es mentira y ni él mismo se lo cree. Y cuatro años son poquísimos.