En septiembre de 2016, una llamada de alerta de los vecinos de Pasaje Diamante llevó a la Policía Nacional a descubrir un crimen. El de José Luis Z.G., un agente comercial cuyo cadáver fue encontrado en el interior de su vivienda, escenario de un suceso violento que condujo a la apertura inmediata de una investigación.
La Policía tenía algunos factores en su contra: el primero, que el asesino les llevaba ventaja porque su acción criminal había sido cometida de madrugada y el cadáver de la víctima se encontró en la tarde posterior. El segundo: la frontera, puerta para la huida de los delincuentes, más si estos son marroquíes.
Ayer, casi dos años después del suceso, la Policía Nacional pudo poner cierto punto y final a este caso con la detención y traslado a Ceuta del considerado autor del asesinato, cuyas huellas y restos biológicos fueron localizados en el escenario del crimen. Se le trasladó desde la comisaría de Algeciras hasta la Jefatura Superior, a donde llegó en un zeta del CNP en torno a las 9.30 horas. Su intento de escapada a algún punto de Europa había quedado frustrado desde que se le localizara a bordo de una patera auxiliada por Salvamento Marítimo en Tarifa.
A las pocas horas de su puesta a disposición del juzgado de instrucción número 3, después de reconocer ante el juez que en la noche del crimen estuvo en la vivienda del fallecido, pero matizar que nada recordaba porque estaba bajo los efectos de las drogas, se dictó auto de entrada en prisión. El primer motivo: el riesgo de fuga. Algo evidente después de que, de hecho, buscara la fuga en patera con nombre falso.
El segundo: hay indicios de su participación en el asesinato porque se encontraron sus huellas. Ahora se encuentra en una de las celdas de Mendizábal, señalado como presunto autor de un crimen que, todavía, judicialmente no ha sido definido como homicidio o asesinato, aunque los resultados de la autopsia practicada en su día mostraron la violencia empleada contra José Luis Z.G.
Para llegar hasta el detenido ha habido un trabajo policial constante, en el que se han visto implicadas varias unidades especializadas. UDYCO, UDEV, Judicial y Científica, cuyos agentes iniciaron investigaciones que llevaron al mismo punto. Había dos distintas en curso, pero ambas condujeron al mismo sujeto, el que ahora está entre rejas. La inspección ocular en la vivienda del fallecido duró tres días.
Horas de búsqueda de vestigios, una labor minuciosa en la que los agentes de la Científica buscaron ese rastro que siempre dejan los delincuentes. Y dieron, así, con la identificación del detenido. Esas gestiones coincidían con las efectuadas por los grupos de investigación.
En 48 horas se tuvo la radiografía del presunto autor material, pero todo apuntaba a que estaba fugado en Marruecos. Gracias a que se cursó una orden de detención internacional solicitada por el CNP al Juzgado de Instrucción número 3, el cerco se estrechó sobre el sospechoso que de no haber sido interceptado en la península habría terminado siendo localizado por la Policía marroquí. Queda la práctica de, al menos, una detención más aunque no relacionada con la autoría criminal.