Varios pilotos de las bateas que están estacionadas en la
zona portuaria de Ceuta han aparecido destrozados. Es el ‘deporte’ al que se han aficionado algunos de los inmigrantes que consiguen acceder al punto restringido y que
terminan causando destrozos que, en esta ocasión, ha padecido la empresa propietaria de dichas bateas que se ha encontrado con los pilotos de cada una de ellas rotos.
Ahora ha sido esto, pero en otras ocasiones los destrozos se centran en las
propias infraestructuras del puerto que aparecen violentadas durante los intentos de adultos y menores por colarse en alguno de los camiones que embarca con destino a la Península. En un
reciente reportaje publicado por este periódico, ya el propio Puerto hacía mención a esas particulares alertas rojas que se producen en un espacio en el que resulta complicado mantener el control debido a
las incursiones continuadas de grupos de personas que tienen por objetivo alcanzar la Península. En el caso de marras los daños han sido dirigidos contra las bateas, pero en otras ocasiones los camioneros han denunciado daños en sus vehículos que son forzados con el ánimo de colarse en el interior. Pero eso no es lo más grave, sino las consecuencias posteriores a las que se enfrentan los transportistas si alguna persona se introduce en sus vehículos y tiene lugar algún accidente. No es un temor carente de sentido ni mucho menos, ya ha habido accidentes, algunos incluso mortales, derivados directamente de la presión en el puerto. Una presión que ha aumentado exponencialmente debido a las entradas del pasado mayo, cuando Marruecos facilitó, alentó y provocó la entrada de miles de marroquíes en Ceuta de los que quedan unos 3.000 que no han querido retornar de forma voluntaria a su país. Buscan marchar a la Península y convierten el puerto en la auténtica frontera sin serlo.