A medida que van pasando los días son numerosas las noticias que van llegando y que vienen a confirmar las previsiones que realizaba recientemente el jefe del servicio de Medicina Laboral del Hospital Universitario, Julián Domínguez, cuando decía que de seguir el ritmo de los positivos en poco más de dos semanas el HUCE estaría saturado.
Pero en realidad lo que se está saturando es la Sanidad de nuestra ciudad y concretamente Atención Primaria. El Ingesa está obligando a los contactos de positivos que no tienen síntomas y que tienen la obligación de estar confinados en sus domicilios por orden de una autoridad como es la Consejería de Sanidad a que abandonen los mismos para trasladarse a los centros de salud para realizar las pruebas del COVID. Y todo porque aseguran que no cuentan con suficiente personal para seguir yendo a las casas para efectuar estas mencionadas pruebas.
O sea que un organismo oficial está obligando a los ciudadanos a incumplir con la normativa dictada para combatir el COVID porque no ha sido previsor durante los meses anteriores y ha hecho caso omiso a las peticiones de incrementar las plantillas.
Pero luego resulta que también en los centros de salud no se está contemplando un circuito COVID y otro para las personas que no lo padecen. Un verdadero desastre que termina en la cabeza del ministro de Sanidad quien, en definitiva, es el máximo responsable de la asistencia sanitaria de nuestra ciudad.
Una cosa es que la Ciudad Autónoma quiera el establecimiento de buenas relaciones en unos momentos donde la lealtad institucional entre las administraciones debe ser el primer mandamiento y otra bien distinta es que se callen ante tanta negligencia como se está observando.