Opinión

El desprecio de los conceptos

El mayor de los prodigios es sentirse humano, y más siendo evidente que el hombre no fue creado de la nada. La nada es un concepto absurdo que en nuestra mente no encuentra explicación ni tiene sentido en la naturaleza puesto que en ella sólo hay existencia, no se explica la ausencia “per se”. Y aún así nos empeñamos en entenderla: “es lo que no es, lo que nunca fue ni será”. Sin embargo tuvo que haber un instante en que aquel ser primitivo se dio cuenta de que era….de que era diferente, que ya era humano. Y en la actualidad ocurre igual, hay una primera vez, un instante en que te das cuenta de que existes, y eso ocurre cuando por primera vez te das cuenta de que piensas, y no sólo en la realidad que te rodea, sino que te das cuenta de que estás pensando en ti mismo. Es el momento en que adviertes que tienes conciencia de sí mismo. Es el propio ser humano que se reconoce como tal. Te das cuenta de que eres diferente a todo lo demás y enseguida adviertes una motivación hasta ahora inédita que no habías notado antes, y es sentirte movido hacia lo que reconoces como un bien muy importante, que es la vida, y que para conseguir continuarla se necesita un esfuerzo; y que este bien descansa sobre una especie de poder muy especial que ya tienes y que se llama inteligencia, que se ayuda de otro poder que también tienes que se llama voluntad que te hace sentirte impulsado a poner los medios que permiten la consecución de la vida, y que te lanza a conseguir el logro de constantes objetivos.
Todos los seres vivos reciben ese estímulo biológico para la vida pero en los humanos es muy especial y los llamamos motivos y aparecen paulatinamente al recibir información desde el exterior y por eso nos hacemos tan diferentes y complejos en el comportamiento. Cada dosis de información que recibimos se asimila como necesaria y constituye una adición a lo ya adquirido: la información genética se extiende siguiendo el curso establecido por la naturaleza con sus patrones de duplicación celular; lo emocional lo hace por impresión súbita al lado de lo social que lo hace por relación, todo sucede de forma constante e inadvertida.
Nuestros abuelos prehistóricos tardaron miles de años en elevarse gradualmente desde la Edad de Piedra hasta que tuvieron conocimiento de un lenguaje escrito que contuviese una memoria y que unido a cualquier experiencia, crear los conceptos imprescindibles al conocimiento.
Sin conceptos no hay conocimiento: en la Prehistoria el conocimiento y lo más práctico de ello que serían los consejos, fueron transmitidos de generación en generación por medio de la transmisión oral y después por medio de la escritura que facilitó la comunicación de las experiencias a las generaciones venideras.
En la naturaleza hay animales con una vida simplísima e individual que sólo necesitan relacionarse en el acto sexual para la procreación. A diferencia el ser humano es tremendamente complejo y su supervivencia está basada en la relación. Imagínese la continuidad de la especie humana por lentas evoluciones, desde los tiempos más antiguos, ya reconocido de manera universal donde hay que admirar la prodigiosa serie de siglos necesarios para que se cumpliesen los inmensos progresos que se han realizado en el curso de la Prehistoria: esas edades previas a la palabra y anteriores a la “invención” del fuego; ese cambio de rango desde el animal primate hasta el “sabio” y hábil humano para formular sus ideas con las correspondientes palabras y cuidando de la “llama santa” que arde en el hogar de su humilde cabaña.
Estamos a día de hoy emplazados y terminando el primer cuarto del siglo XXI, y el hombre en lo fundamental, que es su apariencia y su inteligencia se puede confundir con un griego de hace 4.000 años. Se hace las mismas preguntas, tiene los mismos deseos, se inquieta ante las mismas incógnitas y busca las mismas respuestas; incluso, con un traje y una corbata se confundiría con un neoyorquino de la Quinta Avenida. Si acaso hemos avanzado algo ha sido en satisfacer ciertas curiosidades que no siempre han sido tan positivas como se pretendía. 4.000 años de avances y retrocesos que a veces han defraudado a los impulsores del pretendido progreso: guerras y crueldades sin cuento que han dejado y siguen dejando perpleja a la humanidad. Un desconcierto colectivo que nos ha ido apartando de un progreso común y feliz.
Se observa un presente poco alentador para vislumbrar un futuro mejor donde el planeta se resiente del abuso …. en definitiva un abuso para nada que sea positivo y trascendente. Creo que no se es agorero si se piensa que el “progreso” creado no está orientado en la mejor dirección.
Al respecto habría que hacerse algunas preguntas: ¿acaso no hemos acertado en la pedagogía y en sus didácticas? ¿se han explicado con claridad los conceptos básicos que animan nuestro contenido espiritual? ¿se han enseñado desde los primeros compases del aprendizaje los conceptos que exigen cierta abstracción: la razón, la verdad, la lógica, la voluntad….que son los principios básicos del conocimiento?...¿se explican rudimentos de Derecho natural…?.
Y sigo con las preguntas: ¿No habrá que ser más exigente en el aprendizaje y en la enseñanza de aquellos conceptos que por su abstracción son más difíciles de asimilar pero que son los que nos diferencian y nos elevan por encima del resto de los seres en evolución; aquellos conceptos que matizan exquisitamente nuestro conocimiento hasta hacernos admirables y sublimes….? ¿No se evidencian virtudes que refleja la naturaleza que copiadas nos harían más amorosos y felices…?
Desde mi rincón me pregunto cuál es el interés de nuestras autoridades pedagógicas democráticas que no advierten carencia tan importante.
Creo que se está sacrificando, ya desde la infancia y la adolescencia a unas generaciones educándolas en una rutina placentera muy lejos de cualquier signo de progreso, que no sea el interés de “unos pocos” y que no se haga poniendo como señuelo la simple satisfacción de los sentidos. Porque creo firmemente que el ser humano puede desarrollar capacidades más interesantes que el simple placer material sin rebasar los límites de su naturaleza, es decir, aquí y a este lado de las nubes, lejos de doctrinas celestiales.
Solamente hemos desarrollado un progreso que satisface los deseos materiales …..los mismos que tienen las cabras.
Así podemos preguntarnos qué le espera a una sociedad tan materialista que prescinde de los conceptos. Cómo se entiende que despreciemos un nuevo conocimiento por no conocer con la profundidad necesaria los conceptos imprescindibles para afrontar cualquier experiencia innovadora del espíritu. Hoy los jóvenes entienden la vida como un remolino que gira sin saber por qué gira, dentro del cual se está y que cada uno se coloca en la zona que le apetece sin saber ni siquiera por qué lo ha hecho, y es así porque les falta el conocimiento de los conceptos. Algunos indecisos y apáticos se quedan fuera del remolino como meros observadores sin participar en ninguna experiencia, o mejor dicho siempre en la misma experiencia de sosegado reposo, que es lo mismo que estar fuera de la vida y ahí no se progresa, que es un absurdo; otros se colocan justo en el borde que es la zona que gira más despacio y se les hace tedioso…..Desde ahí se observa cómo cuanto más cercano al eje de rotación se vive más intensamente y mucho más rápido, hasta vivir, si quieres en la zona más vertiginosa donde todo es tan rápido que no te da tiempo ni para observarlo.
Entiendo que la observación y sus consecuencias tienen mucho que ver con la perspectiva, que depende del punto de observación, que como toda experiencia de la realidad, que a su vez tiene que ver con el espacio y el tiempo. No se es el mismo observador al comienzo, durante y al final de la vida. Cuando se estima que se está próximo al final te das cuenta que fue absurdo el estar obsesionado con el origen, incluso con el mismo final, que ahora entiendes muy bien…..y piensas que lo importante fue sólo el transcurso.
Miles y miles de años opinando, incluso los más sabios, sobre el origen del universo y seguir haciéndolo parece un error, pues no sabemos nada cierto sobre el tema y es porque nuestra mente no está preparada para descifrar semejante enigma, a no ser que nuestro cerebro elabore una nueva figura mental que nos satisfaga; mientras tanto seguiremos preguntando cómo todo esto surgió de la nada.
Nuestra especie, la llamada del hombre moderno (¡Qué frivolidad!) surgió hace unos 50.000 años y desde entonces hasta hace unos 3.000 años, nadie se preocupó de investigar sobre el origen de la realidad. A esta gente antigua, babilonios, egipcios y griegos nada les importó ese asunto, admitiendo que todo estaba ahí desde siempre, y eso les bastó. Desde entonces hasta hoy miles de sesudos pensadores dándole vueltas al mismo asunto y se sigue especulando sobre el tema. Sí que hubo un tiempo en que sólo se vivió y no se pensó en para qué ni por qué, siguiendo la máxima de uno de esos sabios, Heráclito, que concluyó que todo es un devenir, lo que quiere decir que no hay un origen ni un final, sino que todo fluye indefinidamente desde siempre y para siempre. Otra explicación al enigma es la de la Biblia en su primer libro del Pentateuco, Génesis, que relata con detalle la creación del mundo. A partir de esa época de los mitos muchos sabios dedujeron sus sentencias al respecto amparados en esa cualidad no empleada hasta entonces llamada razón, basada en un mecanismo mental llamado lógica; toda una novedad, incluso perseguida (Sócrates y la cicuta) que sorprendió a propios y extraños porque rompía con la tradición de los mitos y los dioses, que era lo establecido y donde estaba la respuesta a todas las preguntas y la solución a todos los problemas.
En pleno siglo XXI seguimos con las mismas analogías y las mismas diferencias; una especulación mítica (Religiosa) y otra racional (cientificista). Al ser imposible la conciliación de ambas, la validez a efectos prácticos dependerá de la subjetividad que proporcionen las convicciones.
En cualquier caso ambas actitudes tratan de reducir la variada complejidad aparentemente caótica de los acontecimientos del mundo a un esquema comprensible y ordenado, donde los religiosos conservaduristas admiten los efectos sin causa, y los racionalistas evolucionistas, no. Pero para que ambos queden satisfechos es necesario trascender las limitaciones del aquí y ahora y las de las experiencias personales: los que creen en Dios tienen que aventurarse a través de la fe. Los que no creen en Dios se tienen que entregar a la Ciencia.
Como nunca es suficiente la experiencia personal se intenta elaborar un marco de referencia más amplio en el que se inserta el pasado con el presente (es necesario e imprescindible) y se incluye al mundo en su totalidad como objeto de consideración (la Historia).
En los dos casos (la Historia Bíblica con sus pasajes milagrosos, y los tratados de la Naturaleza con sus tesis científicas) abordan los grandes temas: el origen del mundo y la forma en que pasó de ser como era a ser como es. De un lado el origen creacionista divino; de otro la acción evolutiva incesante de la naturaleza.
En definitiva se trata de responder a cómo son las cosas y sobre todo en saber por qué las cosas son como son y no de otra manera.
Esta es una historia incompleta y todavía primitiva cuyos límites indecisos retrocederán gradualmente hacia sus orígenes más antiguos a medida que la ciencia proyecte en el pasado una luz más intensa….

Entradas recientes

El examen para obtener el título de ESO para mayores de 18 años será el 9 de mayo

El Ministerio de Educación, Formación Profesional y Deportes abrió el 4 de enero la convocatoria…

06/05/2024

El PP propone a Santiago Ramírez como gerente de Emvicesa

El Gobierno de Ceuta que preside Juan Vivas va a proponer este martes al Consejo…

06/05/2024

El preso ceutí que volvió a una cárcel de Salamanca con hachís

Tres años y tres meses de cárcel. Esa es la pena impuesta a un preso…

06/05/2024

Francis Navarro, número 2 de España en Aguas Abiertas

El pasado sábado en las instalaciones del Centro Especializado de Alto Rendimiento en La Cartuja…

06/05/2024

51 profesionales del Ingesa consolidan su puesto tras el proceso de estabilización

El Instituto Nacional de Gestión Sanitaria (Ingesa) ha indicado que un total de 51 profesionales,…

06/05/2024

'Pleamar', una exposición para impulsar la pesca y la acuicultura

La Fundación Biodiversidad del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico inaugurará el…

06/05/2024