No todos los casos son iguales. Aunque convenga mezclarlos para ‘parir’ un titular tremendista que, utilizado por determinadas formaciones, hasta resulta políticamente rentable. Es lo que ha sucedido en Ceuta
. La entrada de un conductor kamikaze con 52 inmigrantes a bordo ha derivado en esta aseveración: “Las multas son irrisorias”, reclamando “medidas de castigo para quienes ponen en peligro a los servidores públicos”. ¿Quién lo dice?
El líder de Vox, Santiago Abascal. ¿Y por qué lo dice? Porque le hacen llegar una desinformación en la que se concluye que arrollar la
frontera para colar a inmigrantes se paga con 675 euros de multa y cárcel sin ingreso. A Abascal le conviene dar una patada a la Justicia y erigirse en el anunciador de medidas drásticas para proteger a los guardias civiles. El autor/a de la información se queda tranquilo después de copiar y pegar solo la parte interesada de un juicio celebrado también en Ceuta, en octubre de 2018 al que esos medios de comunicación que ahora desinforman no asistieron y, por tanto, trasladan de manera tendenciosa el contenido. Sí.
Ese octubre de 2018 el Juzgado de lo Penal número 1 condenó a otro kamikaze que había entrado con 14 subsaharianos en el coche. Y sí, la condena fue de una multa de 450 euros por un delito de falsedad documental, otros 225 por un delito contra los derechos de los ciudadanos extranjeros y año y medio de cárcel por un atentado en concurso con lesiones, con empleo de medio peligroso. Pero esto es la letra grande, se olvidan de contar la pequeña. Por ejemplo. No se habla de las dilaciones indebidas que fueron una atenuante ya que los hechos ocurrieron en 2013 y no se juzgaron hasta cinco años después. Tampoco se habla de que hubo un responsabilidad abonada de 11.000 euros por los daños. Ni tampoco que la cárcel fue suspendida porque no tenía antecedentes y salvo que Vox quiera eliminar de un plumazo el actual sistema de garantías judiciales, debe prevalecer una suspensión en este tipo de casos. Tampoco se cuenta que esa sentencia fue por conformidad entre las partes, existiendo una Acusación Particular que aprobó el acuerdo alcanzado. Cada caso es distinto, aunque las comparativas, demasiado odiosas, hacen concluir que el actual protagonista de este siniestro se va a ir de rositas sin condena alguna. Hay una investigación de la Guardia Civil muy clara, unos testigos y unos hechos que ni siquiera se han juzgado para que haya quienes colocan ya una condena por delante.