Hemos terminado por normalizar auténticas desgracias. No sé ya ni la de crónicas que llevamos escritas de niños desaparecidos en el mar de los que nunca nada se sabe. Tampoco parece que importe demasiado, solo unos pocos siguen llevándose las manos a la cabeza por lo que ocurre ante nuestros ojos.
En la noche del sábado desapareció en el mar un adolescente de 17 años. Su amigo alertó de lo que pasaba, nada se sabe de su paradero. Como él antes otros jóvenes han desaparecido en ruta. Se los traga en el mar atrapando por siempre sus cuerpos o arrojándolos en otras fronteras.
Estamos asistiendo a la narración sin pausa de una tragedia. Chicos y cada vez más chicas se echan al mar en condiciones adversas, algunos llegan, otros regresan por miedo, pero los hay que nunca se sabe dónde terminan. Sus familias angustiadas reclaman ayuda sin éxito, quizá porque a nadie le importe realmente lo que está ocurriendo.
Marruecos ignora a su juventud, España reacciona únicamente para protestar y pedir más dinero, Europa sigue en su mundo interviniendo solo cuando interesa mientras a diario calla lo que sucede en sus fronteras, esas líneas en las que tiene responsabilidad.
La mayor parte de los medios de comunicación solo repican las estadísticas sin dar cuenta de las tragedias. La sociedad está dominada por el lenguaje del miedo y es incapaz de empatizar con una situación que bien podrían estar sufriendo de haber nacido al otro lado.
Las fronteras no son solo físicas, son también mentales. Esas son las que ni siquiera nos hacen ser conscientes de la auténtica barbaridad que está pasando aquí, delante de nuestros ojos.
Poneos en la piel de esos que salen a buscarlos,cogerlos, sacarlos del agua, salvar sus vidas o como queráis llamarlo. La lucha de quienes no se dejan coger, los que intentan volver al agua escapando de quienes los han cogido, el/los que se te han ido para el fondo y no los vuelves a ver. Eso se te queda grabado, te sientes impotente y los políticos tienen la culpa de lo que pasa por no poner soluciones. Hay que pedir responsabilidades ya.Ha sido otra noche de las trágicas por Benzu, más de 30 y aquí nadie quiere saber nada. Pedro Sánchez y su ministro a la calle