Ocho menos cuarto de la mañana. La ciudad apenas está despertando, pero la actividad comienza a fluir en los colegios electorales. Los representantes de la Administración son los primeros en llegar a los centros donde los ciudadanos ejercerán su derecho al voto. Ellos son los responsables de organizar una
jornada electoral en la que se van a elegir a los representantes municipales y del Parlamento Europeo. “Lo primero que hacemos es, una vez que llega el material, organizar las actas y el voto por correo hasta que se constituya la mesa. Controlar que todo se ha hecho de forma correcta y que ningún vocal o suplente se vaya hasta que la mesa empiece a funcionar”, apunta una de las representantes de la Administración, Macarena Moreno.
Es el primer escollo al que se enfrentan estos funcionarios, pero que, finalmente, se supera y todo queda perfectamente organizado. “Hay que preparar todo para indicar a la ciudadanía en qué urna votar a las municipales y a las europeas. Además hay que colocar las papeletas porque son muchas”, señala otra de las integrantes de la Administración, María del Mar Feria. Una vez todo en orden, otra de las tareas a acometer es el control del escrutinio a lo largo de la jornada. Hasta en tres ocasiones se lleva a cabo esta función, entre las dos de la tarde y poco antes del cierre de los colegios electores a las ocho de la tarde. Son los encargados de dar el pistoletazo de salida a una jornada en la que también es fundamental una figura que nunca falta en los colegios electorales: los apoderados o interventores de cada partido. “La función es muy definida, representar al partido en la propia mesa para comprobar el desarrollo de las elecciones”, comenta Pedro Antonio Moreno, interventor del
Partido Popular.
Su objetivo es evitar que se produzcan irregularidades y que todo se desarrolle de manera transparente. “Es muy común que se metan apoderados de otros partidos en la cabina, eso está prohibido”, comenta Alba Aróstegui, apoderada de
Caballas. Para algunos de estos vigilantes por la democracia es su primera vez y así es como lo afrontan. “Con mucha ilusión, ganas y emocionado por apoyar a este partido que ha luchado tanto por los caballas”, explica el interventor de MDyC, Mohamed Mohamed, quien a sus 22 años ejerce por primera vez de este cargo en unas elecciones. Otros ya son veteranos en estas lides. Es el caso de Moreno. “Yo llevo en el partido más de 40 años. Habrá que pensar en una posible retirada para las próximas”, comenta divertido. “Somos los vigías de la democracia que velamos para que todo transcurra de forma democrática y todos puedan votar libremente y sin coacciones”, expresa Javier Moza, apoderado de
Vox. A la comprobación de que todo esté correcto, se suman las dudas de los ciudadanos que acuden a las urnas. La solución a esta duda se encuentra en el servicio habilitado en el Instituto Nacional de Estadística. “Lo que hacemos es informar de la mesa en la que votan porque hay personas a las que no ha llegado la tarjeta censal o han cambiado de domicilio y han ido al colegio al que han votado siempre”, apunta Irene Menchén, delegada de INE en Ceuta.
“Los cambios de domicilio, contra lo que la gente cree, no son inmediatos. Si alguien ha cambiado la semana pasada no le va a tocar el colegio que tiene al lado de su nuevo domicilio porque el censo electoral se va a cerrar dos meses antes de las elecciones”, añade. En las pasadas elecciones, el INE llegó a atender cerca de 1.300 llamadas. “Parece ser que hubo mucha participación y también muchas dudas porque hacía cuatro años de las últimas elecciones y seguramente hubo gente que no votó entonces”, asegura Menchén. Aunque la jornada es dura para todos, siempre hay un momento para la sonrisa. “A mí me hizo gracia que hubo una señora mayor que nos dijo que iba a votar al PSOE y nos preguntaba de qué color era el sobre de nuestra formación. Hubo que explicarle que no dependía del color de ningún sobre, sino de la papeleta”, asevera la apoderada socialista, Cristina Pérez. Así es como ellos viven esta jornada electoral.