Por extraño que pueda parecer, los porteadores se resistieron ayer a cruzar sus bultos de mercancías por la frontera del Tarajal. La desconfianza por el decomiso de productos en la Aduana marroquí hizo que los camalos se negasen a franquear el paso fronterizo. Y todo, pese a que la Guardia Civil les dio vía libre hasta las 16.00 horas.
El miedo a la incautación de los productos llevó a los porteadores a esperar en las inmediaciones del Jato, en los márgenes de la carretera nacional y en los polígonos del Tarajal, el momento oportuno para entrar en Marruecos. Los conatos de avalancha, la mejor forma de saltarse los controles marroquíes al entrar en tropel, tampoco fructificaron.
Quienes sí se atrevieron a acceder al país vecino aprovecharon la gran afluencia de personas que se apeaban de los autobuses e, incluso, la de las familias que recogían a sus hijos de los colegios ceutíes, para disimular entre la multitud.
Los porteadores llegaron a provocar atascos en el pasillo de peatones. Un colapso que obligó a los transeúntes sin bultos a dar marcha atrás y agilizar el tránsito, atravesando el paso fronterizo por la zona destinada a vehículos. Mientras tanto, los camalos, en su intento por pasar desapercibidos, treparon el enrejado y saltaron a los carriles donde volvieron a camuflarse entre los viandantes. Las aglomeraciones en el pasillo se mantuvieron hasta que los primeros superaron el filtro de la Aduana marroquí.
El GRS de la Guardia Civil no se desplegó en la rotonda del Tarajal hasta las 15.00 horas ya que, por la noche, estuvieron en el perímetro fronterizo. Momento a partir del cual, los agentes organizaron a las 300 personas que, hasta entonces, eran controladas por entre dos y tres guardias civiles.
La hora límite de entrada de fardos por la frontera del Tarajal, las 16.00 horas, empujó a los porteadores a probar suerte entrando por goteo. A partir de entonces, los efectivos del Instituto Armado alejaron a la multitud de la Aduana española y solo permitieron pasar a aquellos con compras de ámbito doméstico. Y los que seguían resistiéndose a entrar en Marruecos ante el riesgo de perder sus artículos, no tuvieron más remedio que devolver los paquetes a las naves del Tarajal.
Los coches dedicados al transporte de mercancías tampoco corrieron mejor suerte. Aquellos que ya estaban en la ciudad, pudieron regresar al reino alauí cargados. Sin embargo, los vehículos que llegaron a partir de mediodía fueron obligados a dar la vuelta por la Policía Nacional.
Dentro de los polígonos del Tarajal, el puente del Biutz apenas absorbió este martes entre 200 y 300 bultos, según los comerciantes. Una salida que los porteadores descartan porque, aseguraron, está en manos de las mafias que cobran por garantizar un sitio en la cola.
Todas las miradas están ahora en la apertura del ‘Tarajal II’. A menos de una semana de su inauguración, no son pocos los que dudan de que realmente se abrirá el próximo lunes. La urgencia de los últimos preparativos y el desconocimiento de los porteadores sobre qué tendrán qué hacer, auguran un estreno confuso.
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