El enfrentamiento político que pueda haber detrás de denuncias mediatizadas me trae, realmente, sin cuidado. Cuando la gravedad es de tal calado que afecta directamente a la salud de todos, la respuesta que debe darse tiene que ser del peso suficiente que se cargue de un plumazo el alarmismo que pueda haberse generado.
Ayer, sin embargo, CCOO efectuó una denuncia pública, al hacer uso de un informe elaborado por un laboratorio al que remitieron muestras del agua de la EDAR que se usa para el baldeo y que indica que tiene gran cantidad de productos cancerígenos.
La Ciudad respondió ayer con el aviso de que se harán otras pruebas y lamentando el alarmismo generado. Ni una ni otra valen, o, al menos, no valen para que los ciudadanos estén tranquilos. Para evitar suspicacias ha ordenado que a partir de hoy no se use más el agua de la EDAR y se emplee la procedente del Arroyo de las Bombas. Un cambio que ya de por sí supone el reconocimiento de que no todo se estaba haciendo bien.
Como ciudadana considero de extrema gravedad toparme con una nota de prensa en la que se nos denuncia los componentes de un agua que causa el rechazo de todos. ¿Cuántas veces nos hemos topado con labores de baldeo y el olor ha sido insoportable?, ¿en cuántas ocasiones hemos amanecido con las calles intransitables por el olor?, ¿quién no conoce a algún trabajador de Trace que denuncia la insalubridad de esta tarea?
Existiendo una denuncia como la que ayer hizo pública CCOO urge la adopción de una investigación seria porque se están concluyendo una serie de valoraciones que son demasiado graves como para no ser tenidas en cuenta.
Esto no se soluciona diciendo que se harán otras pruebas, invitando al sindicato a conocer la EDAR o echando mano de la crítica fácil basada en la inexistencia de complicidades para callar lo denunciado. La única solución entendible por todos pasa por tomar en serio lo que se ha dicho, adoptar medidas urgentes para saber qué pasa con esa agua y evitar nuevos riesgos, si es que los ha habido, entre los trabajadores y entre la ciudadanía. El resto no vale, el resto mejor olvidarlo; seguir hablando o convertir esto en una guerrilla política producto del nerviosismo previo a las municipales que muchos quieren ya calentar no sirve. Esta vez no.