El pasado 26 de enero Beatriz Cortina Canto tuvo un accidente en una
ambulancia en la que iba junto a su madre en Ceuta. Su miedo y lo que más le preocupaba era la salud de su progenitora y que esta fuera atendida.
“Mi madre se pone muy malita y entonces llamo al 061, viene a verla un médico y deciden trasladarla con una infección muy grande de orina. Cogemos la ambulancia y recuerdo que bajando la cuesta del Recinto un desalmado nos adelantó, íbamos con la sirena y todo porque mi madre estaba con espasmos. Pero, al adelantarnos, el conductor de la ambulancia aminoró la velocidad y tuvo que frenar para no chocar con él. Y al frenar tan bruscamente mi madre y yo salimos disparadas”, recuerda Beatriz, una ceutí de 51 años que sufrió este accidente.
Su madre recibió un fuerte golpe en la cabeza y necesitó atención médica. Por eso no se percató de que entró en Urgencias del
Hospital Universitario cojeando y con la rodilla mal. Fue un médico de Urgencias el que le dijo que había que hacerle una radiografía y verle si tenía alguna lesión tras el accidente.
Beatriz rememora que estaba muy nerviosa. “Iba en un estado de shock y tan nerviosa porque yo iba con la cosa de mi madre que se había dado en la cabeza y no fui consciente de que tenía la rodilla mal. No era consciente ni del dolor del estado de nervios que yo llevaba”.
Al tener una rotura de menisco y lesión de los ligamentos de la rodilla, empezaron a atenderle y el propio Ingesa, a través de Atención al Paciente, la derivó a la Clínica Septem para ser tratada por un especialista e intervenida, pero cuando parecía que ya tenía fecha para su operación, todo se puso patas arriba de nuevo.
“Me voy a la Septem, me trata el doctor Larbi y empieza a tratarme según el trauma que tenía, pero como él veía que mi rodilla no avanzaba, sino que iba a peor, pues me hizo una resonancia. Ahí fue donde salió que yo tenía los ligamentos de la rodilla mal, el menisco y el cuello. Entonces, ya el tratamiento fue diferente porque no se podía poner fuerte, sino uno leve para que no fuera a más. Pero habló con un compañero suyo cirujano y me dijeron que me iban a operar, pero al día siguiente me llamaron y me dijeron que estaba fuera de plazo y no se me podía atender y hasta el día de hoy”.
Casi cuatro meses después, Beatriz sigue sin saber cuándo la van a intervenir y sin que ningún especialista vea su rodilla, salvo su médico de cabecera. Sobre todo, lo que más le preocupa es su salud ya que tiene miedo de que quede mal para siempre y eso le impida rehacer su vida.
No entiende por qué no la atiende un especialista del Hospital Universitario. Por eso, va a poner en manos de sus abogados el tema para denunciar a
Ingesa por la falta de atención que se le ha prestado, porque su rodilla va a peor con los meses y porque todo el tratamiento y la muleta se lo está costeando ella con los escasos recursos que tiene de sus allegados, familiares y amigos.
Además, denuncia que le han salido dos trabajos y sus problemas de salud le están impidiendo cogerlos.
Se siente hundida y abandonada, pero sobre todo lo que quiere es volver a tener una salud de hierro que siempre la ha caracterizado y estar tranquila.
Solo pide que se la atienda.
Ingesa responde: “Ingesa no se niega a atenderla, sino que no le compete. Debe acudir a la compañía de seguro”
Por su parte, Ingesa alega que al tratarse de un accidente de tráfico “tiene que acudir a la compañía de seguro de la empresa de ambulancias” y “si esta se niega a atenderla, entonces podrá entrar Ingesa a atenderla”. “Ingesa no puede negarse atender a nadie, de hecho en Urgencias se atiende a todo el mundo y se le atendió. Pero debe pedirle a la compañía una justificación por escrito de que se niegan a asistirla y por qué no se le atiende. Y en ese momento, Ingesa no tendrá ningún problema en atender su caso”, explican. Ingesa ha confirmado a este periódico que fue citada el 7 de mayo para que la vea el especialista el 4 de junio.