Propietarios de establecimientos lamentan que sus ventas han disminuido en un 50 por ciento desde que se valló la zona. Algunos se sienten “enjaulados” Comerciantes de los pabellones militares de las Puertas del Campo –situados frente al Instituto de igual nombre– han denunciado en declaraciones a este medio que las obras que se desarrollan en estos bloques de viviendas han reducido de manera importante los accesos a sus establecimientos, y algunos lamentan que como consecuencia de este hecho sus ventas han disminuido en un 50 por ciento.
Los propietarios de algunos comercios de la zona lamentan que, de manera progresiva, se ha ido cerrando los accesos a la zona hasta que desde el inicio de la semana se ha hecho insoportable, hasta el punto de pensar que están “enjaulados”.
Uno de los comerciantes asegura que un importante número de clientes que antes le compraban lo han dejado de hacer “porque hay que dar una vuelta muy grande para llegar a la tienda y algunos que vienen con vehículo no pueden aparcar al lado para comprar algo rápido e irse porque tienen que buscar la entrada”. Y es que para entrar a los comercios sólo hay un camino muy estrecho, por lo que también temen que los servicios de emergencia no puedan acceder a las viviendas si ocurre un incidente. “Esto es una ratonera”, afirma uno de los comerciantes.
Pero no son sólo los comerciantes quienes denuncian este hecho, algunos clientes secundan su postura, y aseguran que cuando vuelven a sus viviendas tras hacer una compra tienen que andar “cargados” varios metros hasta llegar al edificio en el que viven. Especialmente, lamentan las molestias que para los residentes mayores supone tener que dar esta vuelta para llevar a sus casas o para ir a comprar. Los comerciantes consideran que estas molestias se podrían evitar ya que “sólo están trabajando en la fachada de un edificio, podrían abrir mientras el patio para que la gente pueda pasar sin problemas, y que sólo cierren la zona en que se estén desarrollando los trabajos, no todo el patio. Cierran todo y dicen que es por seguridad, no lo entendemos”. Aseguran que si el cierre total “fuera necesario”, no protestarían y “aguantarían” hasta que finalizaran las obras.
Los propietarios de estos establecimientos esperan que esta situación no se prolongue en el tiempo, ya que “como estemos así dos años –tiempo que estiman que pueden durar las obras– vamos a tener que cerrar e irnos”.