La familia de un niño de 13 años de edad ha denunciado, ahora que esta misma semana se le han retirado los puntos y el susto parece diluido del todo, la experiencia que vivió los días 11 y 12 de este mes. Primero ese jueves pasó cuatro horas en urgencias vomitando entre chanzas y reproches del personal de servicio en el
Hospital de Ceuta antes de volver a casa con un diagnóstico de
gastroenteritis. Al día siguiente, cuando tuvo que volver porque no mejoraba, se le identificó apendicitis y tuvo que ser intervenido quirúrgicamente de inmediato. Según ha explicado el padre del menor a El Faro con los partes médicos de ambas visitas por delante, la historia comenzó cuando el pequeño salió de su entrenamiento con la AD Ceutí quejándose de “dolores” y “vomitando”. “Fuimos a casa alrededor de las 20.00 horas, pero al ver que no mejoraba a las diez de la noche acudimos al hospital, en cuyo triaje la enfermera empezó diciendo que ese cuadro no era para ir a
urgencias, que podíamos haber esperado al viernes al médico de cabecera, y a decirle a mi hijo con ironía si no se habría puesto malo para librarse de ir al colegio”, relata el progenitor.
Se les asignó la consulta número 4, que iba especialmente lenta esa noche, pues a pesar de “no haber demasiados pacientes”, mientras en otras eran atendidos “en media hora”, el niño no fue recibido por el facultativo “hasta las 3.00 aproximadamente”. El diagnóstico fue “gastroenteritis” y el tratamiento, suero, analgésicos y un medicamento para prevenir los vómitos. Al día siguiente a las 10.00 horas el padre telefoneó a casa desde el trabajo para preguntar cómo seguía y se enteró de que continuaba vomitando “agrio y amarillento”, por lo que volvió a por él para regresar a Urgencias. El trato fue entonces “mucho mejor”. “La enfermera de triaje nos atendió bien y enseguida pasamos a consulta, donde la doctora solicitó una ecografía porque sospechó de apendicitis”, continúa el relato, que concluyó con una intervención quirúrgica en forma de apendicectomía laparoscópica. “La médica nos llegó a decir que demasiado habíamos tardado en ir, aunque al saber que habíamos estado la noche anterior afirmó que a veces no es fácil apreciar el diagnóstico, pero en cualquier caso es inaceptable que bebés o personas mayores deban pasar horas y horas en urgencias, o que cualquiera reciba un trato inadecuado”, reprocha el padre del niño. “El coraje es ese”, remarca.