La afectada ha presentado el caso ante la Administración en reiteradas ocasiones, obteniendo una dilación en su problema y ninguna solución
Rachida Anaya tiembla, confiesa, cada vez que se anuncian precipitaciones. La lluvia, normalmente recibida con alegría, en su caso se cierne como una pesadilla desde hace ya casi 10 años. Su vivienda, situada en la calle San José del Valle, se encuentra anexa a un terreno propiedad de Defensa, que dejado al abandono alberga una salvaje y descuidada vegetación que ya desbordada invade su domicilio y que, sobre todo, se cierne como la principal causante de las constantes filtraciones que sufre, las cuales le han producido durante este último invierno inundaciones en varios habitáculos. Asegura haber llegado “a la desesperación”, mientras muestra cada uno de los dormitorios afectados durante los últimos meses. El de su hijo, con un fuerte olor a humedad, se encuentra inutilizable hasta que lo reparen. “Nos ausentamos una semana a Sevilla y cuando regresamos el agua nos llegaba por encima de las rodillas”. Ahora el pequeño duerme junto a sus padres, aunque en el dormitorio conyugal tampoco se encuentran exento de las filtraciones. Las losetas, recientemente cambiadas, se encuentran cubiertas de toallas empapadas de la noche anterior. “Esto es diario e incluso por las noches”, suspira con resignación. De su situación tienen conocimiento en Defensa, explica a la vez que muestra un enorme montículo de denuncias y reclamaciones que siempre obtienen la misma respuesta: “Estudiaremos su caso”. Un estudio que cumple casi una década mientras la situación, lejos de encontrar una solución, alcanza las más altas cotas de la desesperación para esta familia.
"Nos ausentamos durante una semana y a la vuelta el agua superaba el metro de altura"
"No pido gran cosa, que traigan una maquina y poden toda esa vegetación, creo que tengo derecho a vivir dignamente", expresa. "Yo he afrontado la parte que me concierne, he realizado reformas en mi vivienda, e intentado acotar todas las posibilidades, qué más puedo hacer", manifiesta, pues la salvaje vegetación ha traído nuevos problemas como bien se percata en el patio trasero del domicilio, donde ya forma parte del ambiente y ha traído consigo ratas y culebras.