Categorías: Opinión

Demasiada religión

Por repetido, no deja de ser baladí que un centenar de mujeres y niños de religión islámica se manifestara  a la caída de la tarde del viernes 21 delante de la Delegación del Gobierno al grito de “no somos terroristas, somos musulmanes”. Estamos en lo de siempre: creer que el hecho de profesar una religión, en este caso la islámica, constituye patente de corso para eludir ciertas convenciones u obligaciones.  El mero hecho de profesar una religión, la islámica, no te hace bueno. El musulmán parece que no quiere darse cuenta de que este no es un régimen teocrático, como, por ejemplo, Irán o Arabia, aquí las religiones no pintan nada y es indiferente que se sea musulmán, budista o cristiano. Aquí se es ciudadano. Simplemente ciudadano, lo que no es muy difícil de entender, pero parece que esto no entra en la cabeza teocrática de muchos musulmanes. Rezar no es un delito, decía alguna de las congregadas a la puerta de la Delegación del Gobierno. En efecto, no es delito, pero que reces no te excluye de ser una mala persona. Rezo y delincuencia a veces van de la mano. Asimismo, es muy cierto que un exceso de religión enloquece hasta extremos que hace perder el contacto con la realidad circundante. Hay pruebas de ello. Es verdad también que no todos los musulmanes son yihadistas, pero igualmente es cierto que esos ocho presuntos yihadistas son musulmanes, indiferentemente de si rezan mucho, poco o nada. Tampoco nos vale que nos digan que los musulmanes yihadistas y/o terroristas son malos musulmanes o que habían dejado de serlo. También habría que señalar que para que no todos los musulmanes sean injustamente metidos en el mismo saco, se impone que denuncien a esos otros musulmanes cuyos comportamientos los hacen indeseables. Incurrir en conceder impunidad total y permanente a un individuo o colectivo por el mero hecho de ser ‘musulmán’ sería tanto como crear otro racismo, por el cual, en lugar de ser el ‘musulmán’ un criminal ‘fatal y nato’, se le convertiría en un ente incapaz de pecado y de delito. Más claro, el hecho de ser musulmán concedería patente de corso que impediría que se acusase al musulmán de delito alguno. Eso sería de locos.
Se nos ha dado la ocasión de ver en la página web del Ministerio del Interior el vídeo en el que supuestamente uno de los ceutíes de los tres que se marcharon el año pasado a Siria se está preparando para cometer un atentado contra un campamento de las fuerzas sirias. Son doce o trece minutos angustiosos y abominables. ¿Cómo es posible que un ser humano que se prepara con premeditación y alevosía para cometer un acto criminal invoque continuamente –él y los que estaban a su alrededor– el nombre de Allah? ¿Cómo es posible que se tome el nombre de dios en vano? En la cabeza de ninguna persona que esté en sus cabales cabe tamaño acto criminal al tiempo que invoca continuamente, repito, el nombre de dios. ¿Qué dios puede admitir ese crimen en su nombre?  En el vídeo se puede ver con claridad cómo los compinches criminales del supuesto ceutí, que conduce el camión, están grabando todo el acto hasta que el camión se empotra contra el campamento asesinando a 130 personas. En ese momento parece que se escucha un “Allahu akbar”. Abominable. Asqueroso. Demencial. Esta acción, aparte de ser criminal, es indefendible, y si todos los musulmanes que tuvieren conocimiento de este crimen sellasen su boca y no condenasen este vil asesinato, serían entonces tan criminales como el supuesto ceutí que lo perpetró y los secuaces que lo animaron y lo prepararon. No hay excusa posible para el silencio. Ni la promesa de un hipotético Paraíso sería condición suficiente para cometer tal atrocidad.   
¿Qué es lo que empuja a estos musulmanes a dejar esposas jóvenes e hijos pequeños y lanzarse a la aventura del yijadismo terrorista? ¿Qué es lo que nubla de esa manera tan ciega e irresponsable su entendimiento? ¿Dónde está el origen de toda esta locura? No se me diga que la falta de recursos económicos, de un puesto de trabajo o cierta marginalidad. No, de ninguna manera. Ha de ser algo menos material lo que los empuja a esta barbarie. Y ello es el exceso de religión. De lo que se trataría, y los enloquecería, es de interpretar al pie de la letra lo escrito en un libro religioso hace mil cuatrocientos años. Las páginas de los llamados textos sagrados, cualquiera de ellos, chorrean violencia, discriminación y sangre. Demasiada religión los enloquece hasta ese extremo. La superstición y el oscurantismo son las raíces del fanatismo religioso. (Miren esto: www.liveleak.com/view?i=b57_1372272008).
En efecto, en Ceuta hay demasiada religión. Demasiada religión en la calle, demasiada religión en las vestimentas, demasiada religión en las costumbres, demasiada religión en la prensa, demasiada religión en el ambiente. Es agobiante la presencia de tanta religión en un espacio tan pequeño de 19 km2. Pareciera que la religión se ha convertido en un arma arrojadiza de unos contra otros. Y no es menos cierto que desde unos años acá el rigorismo islámico ha tomado carta de naturaleza en el colectivo musulmán. Se manifiesta en las vestimentas de unos y otras. Vestimentas cuyo origen corresponde a países extraños y lejanos a Ceuta. Parece que ese rigorismo ha hecho su aparición con la presencia del Tabligh en Ceuta. De todos es conocida la preocupación del Tabligh por que los musulmanes, especialmente ellas, no se alejen de las prácticas primigenias del islam y no se contaminen con la sociedad no musulmana. Es más, su dirigente Maateis ha declarado públicamente que “el cabello de las mujeres es una parte íntima y por tanto debe ser ocultado”. Con tal tipo de declaración oscurantista y rigorista el colectivo musulmán va separándose cada vez más del resto de la ciudadanía y acercándose más a actitudes fundamentalistas y yihadistas, como hemos tenido ocasión de ver estos días. Ninguna religión, especialmente las monoteístas, ha sido nunca fundamento de la libertad y convivencia civil.

Entradas recientes

Nacho Gaitán e Isa Contreras, los vencedores en el deporte ceutí en el año 2023

Una Gala del Deporte 2024 que no dejó indiferente a nadie. El evento continuó con…

17/10/2024

Aisar y María Bohórquez, los mejores deportistas de Ceuta en 2022

Tras un año sin que se celebrara la popular Gala del Deporte de Ceuta, este…

17/10/2024

“El periodista puede llegar donde la Policía no”

La periodista Elena Merino cuenta con una amplia experiencia en el mundo del periodismo entrelazado…

17/10/2024

Aves de la península tingitana, la historia de 30 años

La Sociedad de Estudios Ornitológicos de Ceuta ha presentado en la tarde de este jueves…

17/10/2024

Ceuta se va de ‘Ruta de la Tapa Perfecta’

Salir por los bares de Ceuta siempre es buena idea. Si, además, existe la excusa…

17/10/2024

Jornadas de Criminología: los escenarios asociados al crimen

La clausura de las II Jornadas de criminología en Ceuta ha estado protagonizada por Paz…

17/10/2024