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El delicado momento de Afganistán, objeto de debate en el Instituto de Seguridad y Cultura

El Instituto de Seguridad y Cultura organizó esta mañana la mesa redonda ‘Afganistán, el desafío para occidente’ en un webinar que reunió a más de 1.200 personas online a través del canal YouTube del instituto, con el objetivo de analizar la complicada situación que se presenta en el país y la difícil circunstancia internacional en la que queda tras el abandono de las fuerzas internacionales y el avance del régimen talibán.
Con tal motivo, contó con tres ponentes de reconocido prestigio y brillante trayectoria internacional como el coronel de infantería José Luis Calvo Albero; el catedrático de la Universidad Pablo Olavide, Manuel Torres Soriano; y, por último, Nicolás de Pedro, jefe de investigación del Institute for Statecraft de Londres.
Los tres participantes, moderados por Alfonso Mateos, coordinador del Instituto de Seguridad y Cultura, plantearon los distintos escenarios en los que, dentro del panorama geopolítico y geoestratégico, se puede encontrar Afganistán, un país que está de plena actualidad informativa y en la que muchos aspectos son incógnitas en tanto que es preciso, como han coincidido todos, una honda reflexión de lo ocurrido, de cómo se ha llegado a esa situación y de cuál podría ser su futuro a corto y medio plazo.

¿Cómo se ha llegado a esta situación?

Para José Luis Calvo, coronel de Infantería con amplia experiencia en misiones internacionales, entre las que se incluye precisamente Afganistán, como analista y profesor de la escuela de la OTAN, es fundamental llegar al conocimiento de cómo se ha llegado a la situación que hoy llena los informativos de medio mundo.
Calvo no duda en definir la situación de “extrema tristeza” por no dar con la fórmula para resolver el problema, además de una honda sensación de fracaso, con un sentimiento de vuelta a la “casilla de salida”, si bien, reconoce, que “el Afganistán de hoy no es el de hace 20 años y que, a pesar del avance talibán, la circunstancia del país no es peor de la de Mali, Yemen o Somalia”.
Para él, es importante reconocer la falta de organización entre las instituciones internacionales y cierta ineficiencia, para lo que ahora viene el momento de sentir los fracasos. Sin duda, reflexiona, “Afganistán es una zona de conflicto donde hay una población civil que lleva 20 años sufriendo y en la que las consecuencias desde el punto de vista geoestratégico van más allá de un conflicto internacional”.
EFE
El intento de sacar al país de un conflicto y de avanzar en un concepto de Estado sin un sentimiento previo de nación, ha sido uno de los problemas más importantes. Las consecuencias del abandono del país son precisas verlas no solo desde un punto de vista interno, sino también internacional, con la fuerza talibán ganando terreno y la previsión de oleadas de población civil que desean salir del país a toda costa, como se ha visto en las imágenes del aeropuerto de Kabul. “Se tendría que haber dotado de mayor estabilidad al país, combinando capacidades civiles y militares, creando instituciones sólidas. Era difícil y debemos reflexionar sobre ello, pues se han empleado muchos recursos y la vida de muchas personas”, concluye.
Nicolás de Pedro plantea el fracaso, sin embargo, en un problema a la hora de definir los términos de la misión, contar con agendas ambiciosas e intentar trasladar a un país que vivía en época medieval a un siglo XXI en un breve espacio de tiempo. De Pedro está convencido de que la actual situación va a tener un impacto regional profundo, “pero menor del que en un principio se podría pensar”. Ese impacto, además, lo extrapola no solo a nivel interno de la zona de conflicto, sobre la que traerá sus consecuencias, sino también en términos de imagen internacional. “Habría que señalar los fallos propios de la misión, pero también la calamitosa retirada, que no duda de calificar de error por parte de la Administración del presidente de EE.UU., Joseph Biden”; para De Pedro se trata de errores muy evidentes, empezando con que el objetivo de transformar el país no era posible, generando en esta retirada, planificada desde hace una década, imágenes de alto impacto internacional.
Agencias
Sin embargo, no deja de apuntar en su exposición a otros países que sacarán rédito político y económico de la circunstancia, como son China y Rusia, que mantienen una agenda, por el momento, cauta, aunque es un lugar de interés para ambas potencias, para las que anunciarán, sobre todo China, grandes inversiones. “Tanto Pekín como Moscú concluyen que la mejor apuesta para un Afganistán estable son los talibanes, pero hay más países que tienen que decir también, como son India o Irán”, afirma.
El catedrático de la Olavide, Manuel Torres, no duda en situar el problema en términos de definición, partiendo de la base de que el objetivo de la presencia internacional en el país era terminar con Al Qaeda y Bin Laden, sin embargo, a juicio del docente, no se efectuó un gran despliegue para ello ni se emplearon muchas fuerzas. “Se intenta la creación de un Estado, la mejor manera de luchar contra el radicalismo y que el país no se convirtiera en un santuario para las organizaciones yihadistas de todo el planeta. Se convirtió en la lucha militar global contra el yihadismo”, argumenta. Se debió realizar un despliegue militar permanente, aumentar la presencia internacional, realizar inversiones y apoyar una verdadera creación del ejército”, se lamenta. Tampoco duda en que la invasión de Irak fue un duro revés para el control de la zona, pues se desviaron recursos críticos que el ponente consideró fundamentales para “asegurar la zona y cuyas consecuencias llegan hasta hoy”.

Posibles escenarios futuros

La misión en Afganistán resultó fallida, y se ha teatralizado en una salida caótica, sin control, y con la emisión de un mensaje preocupante de cara a los próximos años, aseveran.
En cuanto a los posibles escenarios que presente el país después de esta salida de las fuerzas internacionales, los tres ponentes coinciden en la tremenda incertidumbre que se avecina, tanto para la población del país como para el contexto internacional y sus consecuencias, donde la influencia de los polos cambian hacia China y Rusia a costa de un evidente desprestigio de Occidente.
En este sentido, sin duda, otro aspecto que requiere atención para Calvo es esa aparente debilidad de occidente y los Estados Unidos, pues sacan a relucir muchas debilidades que incluso posicionan a los americanos como un aliado “poco fiable”, cuando la seguridad de muchos países depende de ellos, incluida la de España, que Calvo no duda en retrotraer al propio conflicto de la guerra de Vietnam, aspecto que es aprovechado por los nuevos protagonistas de la escena: China y Rusia.
La primera incógnita a resolver es el aspecto regional, en tanto que hay dudas de lo que va a ocurrir en el propio Afganistán, en el que una vuelta a una guerra civil sería el peor escenario posible no solo por la causa humanitaria, sino por la desestabilización general de la zona y sus consecuencias internacionales.
Agencias
Nicolás De Pedro coincide con Calvo en que es preciso ver qué ocurre, si se produce la consolidación del régimen talibán o, por el contrario, se genera una nueva guerra civil, sin embargo, cree que es pronto para vaticinarlo. “Lo veremos con el tiempo. Ahora los talibán están transmitiendo una imagen de cierta tranquilidad, son más conscientes del poder de la comunicación, cuando antes no eran así. De todas formas, el impacto de las imágenes del aeropuerto también cumplen un ciclo informativo y dentro de poco otros temas ocuparán la actualidad”, asevera.
Por último, para Manuel Torres es vital, de cara a una posible previsión de escenarios, valorar cómo ha cambiado la situación del país de 20 años hasta ahora. Coincide con De Pedro en señalar el importante cambio exterior de los líderes talibanes, donde se ha pasado “de un régimen iconoclasta a una auténtica actividad de relaciones públicas, en la que se incluyen ruedas de prensa, entrevistas con medios occidentales. Asistimos a un movimiento talibán más pragmático y peligroso, pues opera de una manera estratégica”. Reconoce Torres que habrá que esperar a que pase esta ola informativa para ver el despliegue de la verdadera faceta de este régimen “está por ver si dentro de esa estrategia está regresar a las practicas del pasado”, asevera. Es posible que el escenario que se plantea a un corto plazo, al menos, no sea tan problemático como se podría prever. Por último, Torres considera que la intervención en Afganistán fue “un mal paso” que se podría haber evitado. Lo que urge ahora es recomponer las heridas y tener presente que las derrotas se basan en términos de percepciones.

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