Del infierno también se sale

Al Anon Familiares de Alcohólicos cumple 26 años en Ceuta auxiliando a personas con allegados que sufren la enfermedad. Un “cambio de actitud” ayuda a recuperarse de un problema común.

El contacto con el Grupo Esperanza de Al Anon Familiares de Alcohólicos trae a la memoria películas como Cuando hombre ama a una mujer y, sobre todo, Días de vino y rosas. Dramas, pero también historias de superación, que traspasan la pantalla en su sede autonómica, sita en la calle Juan de Juanes nº 1.
Esta hermandad de parientes y amigos de adictos que siguen encadenados a la botella, o de aquellos que la apartaron de sus vidas hace años, comparten sus experiencias, fortalezas y esperanzas con el fin de encontrarle solución a un problema común.
“Creemos que el alcoholismo es una enfermedad de la familia y que un cambio de actitud puede ayudar a la recuperación”, reza el preámbulo sugerido de Al Anon para los Doce Pasos. Una “filosofía” que constituye un “programa espiritual”. Al Anon “no está aliado con ninguna secta ni religión, entidad política, organización ni institución; no toma parte en controversias; no apoya ni combate ninguna causa”.
Esta organización internacional persigue un único propósito: ayudar a los familiares de los alcohólicos. “Hacemos esto practicando los Doce Pasos, dando la bienvenida y ofreciendo consuelo, comprendiendo y mimando”, enumeró la decena de integrantes del Grupo Esperanza que se reúne los miércoles de 19.00 a 21.00 horas, sin perjuicio de las convivencias a las que acuden y otras actividades que organizan.
La delegación local cumple hoy 26 años de ayuda. “¿Es el alcohol un problema en su familia? ¡Cambie su desesperación por esperanza!”, claman sus integrantes que tienen dos número de teléfono operativos las “24 horas, los 365 días del año”. Estos son 956 507 690 y 956 517 892. No existe cuota alguna para hacerse miembro. Al Anon se mantiene a sí mismo por medio de las contribuciones voluntarias de sus miembros.
La clave de la serenidad que concede a quienes se acercan a la entidad se encuentra en la confidencialidad. “El anonimato es la base espiritual de todas nuestras tradiciones. Tratamos con confidencialidad lo que oímos y la identidad de las personas que asisten a nuestra reuniones o nos piden consejo”, una máxima que todos respetan. “Solo he roto el anonimato dos veces porque eran personas que tenían el mismo problema que yo sufrí y les avergonzaba pedir auxilio”, dijo una presente.
Algunas de las personas que se congregaron este miércoles en la sede, después de años de haber superado esta etapa en sus vidas, continúan en el colectivo. “Le debemos mucho a Al Anon. Trajo a nuestras vidas paz y, sin Al Anon, ya no podemos vivir porque es como nuestra familia”, revelaron sus miembros. Los integrantes presentes coincidieron en que, cuando luchan por salir con su entorno –sobre todo hijos– del “hoyo” que escarban durante su convivencia con el alcohólico, “el enfermo se da cuenta y empieza a cambiar; aunque es muy duro de superar”. Un proceso que puede durar años pero que, con el apoyo de Al Anon, “se afronta con más confianza”.
Al Anon siempre termina sus reuniones con la Oración de la Serenidad: “Dios, concédeme la serenidad / para aceptar las cosas que no puedo cambiar, / valor para cambiar aquellas que puedo, / y sabiduría para reconocer la diferencia”. 

Algunos de sus testimonios

Cris
“He sido hija y esposa de alcohólico; me anularon”
Ella lleva ocho años en Al Anon, pero su esposo hace un año que acude a Alcohólicos Anónimos. Pensaba que solo ella sufría el problema hasta que conoció esta entidad.
Loli
“Me aterra el abuso del alcohol en los botellones”  
“No hace falta tomarse cuatro copas para sentirse seguro”, lamentó. Aunque la idea generalizada sea la del marido enfermo, también alerta de los estragos de la bebida en los jóvenes.
María
“Sales y en vez de disfrutar, estás atenta a si la va a liar”
Explica que el “pasado, pasado está”, pero reconoce que, aunque la pareja deje la bebida, las secuelas del familiar son difíciles de superar porque los patrones temporales son distintos.
Pepi
“No te puedes derrumbar; la casa se viene abajo”
Los hijos constituyen una de las razones por las que el progenitor que acude a esta “tabla de salvación” decide armarse de valor y demostrarse a sí mismo que tienen que abandonar esa “locura”.