La situación migratoria en Ceuta atraviesa una de sus fases más complicadas. El efecto llamada alentado por las mafias se opone a una realidad bien distinta que es la que encuentran los inmigrantes. Ellos son víctimas de un engaño que genera importantes ingresos a las mafias. Desembarcan en Ceuta con la esperanza de que el CETI será un lugar de paso y cuando comienzan a toparse con compatriotas que llevan esperando dos y tres años para cruzar al otro lado o incluso ser expulsados, todo ese mundo de esperanzas se viene abajo. Esta situación pare consecuencias imprevisibles, como la presión violenta protagonizada por los cameruneses que hicieron pagar a la sociedad por los fallos del sistema; o la presión que ahora se está trasladando al puerto con ataques a las fuerzas de seguridad como el ocurrido la pasada noche. ¿Saben la diferencia entre ambas realidades? Que los cameruneses ocuparon la calle Real y los que ahora buscan el embarque están en el puerto. Las situaciones sin iguales pero la influencia subjetiva en la sociedad es bien distinta, por eso la respuesta de la administración también es radicalmente opuesta, e incluso, a mi juicio, contradictoria. ¿Está el CETI preparado para absorber esta situación que no ha hecho más que asomar? A esa pregunta deberían dar respuesta nuestros máximos responsables, si es la que tienen. Lo que está claro es que la inmigración no es una asignatura a la que todavía hayamos dado ni el aprobado.