No digas que encimaste altas montañas por fiebre o por ambición. Di más bien que lo hiciste por beber del agua pura en el momento de la fundición. Es así que el alma se ilumina en el contacto con lo infinito, y que el sol proyecta sus rayos con pasión. No es extraño decir que el alma es luz como el hielo es agua. Cuando una gota de luz se desprende del alma ocurre el conocimiento; el suceso supremo. Sin embargo, sólo con la maduración y tras largos viajes podemos advertir la luz del alma en su plenitud, la verdad indisoluble de una existencia placentera: el lenguaje de la humildad.
Todo lo que ocurre ante nuestros ojos carece de valor si no le damos la dimensión adecuada, su lugar en la escala evolutiva, o en la estirpe de los pensamientos. Si algo alcanza máximo valor diremos que es necesario, ¿y se os ocurre algo más necesario que una gota de agua? Esa gota de agua que se desprende del hielo de las cumbres y que acabará irrigando los campos de la abundancia.
Una gota de agua tiene el mismo valor que la inmensidad de los mares multicolor, ya que ambos son el símbolo de la vida. Como la humildad es el símbolo de la pureza.
Di más bien que caminaste por hondos valles, y que despertaste del sueño efímero de la sin razón. Busca en tu interior el signo de la pureza y una luz en la retina indicará el fin de la confusión”. La verdad es que mi sistema de comunicación está un poco chapado a la antigua. Se basa en cuartillas cuadriculadas de veintiséis renglones, y eso sí, no más de dos veces a la semana y con bolígrafos de gel. Allí alcanzo mi ser.
Y quizá por ello accedí a hacer un cursillo intensivo de portavoz ante los medios de comunicación. Se trataba de dotarnos de herramientas para representar con nuestra voz y la imagen al movimiento asociativo pro salud mental desde la experiencia en primera persona. Difícil arte el manejo de la palabra hablada en tiempo real: fue mi conclusión.
En Madrid, dos chicas, tan expertas como entusiastas, nos adentraron en los consejos para transmitir un mensaje con claridad y distinción. (Fue divertido ver como los alumnos hacíamos auténticas cabriolas en los ensayos, mientras una argumentación desvencijada delataba nuestra bisoñez).
Por eso, a partir de ahora, pondré en su justo valor a los políticos cuando los oigo resarcirse ante los medios de comunicación, o a los propios periodistas cuando comparecen en sus tertulias.
Sólo existe un truco para no “meterse en jardines” y para que el mensaje sea eficaz, y es interiorizar los argumentos y contarlos como si salieran del alma.
Para terminar mi práctica, ante una cámara de televisión, me requirió la profesora para que lanzara un mensaje; y yo, por momentos, lo tuve claro: “El anuncio de la enfermedad mental es el inicio de una historia de superación”.
El caso es que los amigos de Salud Mental Ceuta pronto tendremos un espacio en la televisión local. Allí tendré que lidiar con el habla oral. A ver qué tal se me da. El espacio mensual se llamará “DIVERSOS”.