Ceuta ha tenido protagonismo a nivel nacional esta semana, focalizando de hecho la apertura de espacios informativos. El debate sobre la inmigración está encima de la mesa, un debate en el que no se debe obviar que estamos tratando de personas, de situaciones extremas y de urgencias sobrevenidas.
Es evidente que las fórmulas adoptadas hasta el momento están más cercanas al fracaso puesto que no han servido para frenar esta auténtica sangría de muertes y desapariciones en el mar.
Han llevado además a situaciones tan extremas como la que debe atender Ceuta con las llegadas de menores, hasta el punto de registrar una sobreocupación de los recursos que ha tenido que buscar a toda prisa.
El Gobierno central es el responsable en el ámbito migratorio y es el que debe concretar medidas adecuadas, pero no lo puede hacer sin una responsabilidad política que, de momento, no están ejemplificando los partidos en la oposición, más interesados en hacer política que en aportar soluciones. Europa también sigue callada, mirando hacia otro lado, como si con ella no fuera la cosa.
Los ciudadanos esperan soluciones, ansían la adopción de medidas adecuadas. Hoy por hoy el sistema no responde y las consecuencias son las que vemos: tragedias.
Tan fácil como escoger a unos gobernantes que SI quieran acabar con ésto