Ha sido el sindicato UGT el que ha puesto el dedo en la llaga aportando cierta claridad en toda esta esquizofrenia colectiva, al condenar la rueda de prensa dada por ese llamado comité para la liberación de Ceuta y Melilla. El sindicato melillense los ha tildado de titiriteros. Yo les llamaría chantajistas, buscavidas que han conseguido una repercusión mediática sin igual, sinvergüenzas que se han hecho fuertes aprovechando una debilidad diplomática que, a mí personalmente me asusta. Y me asusta porque no entiendo que las delegaciones del Gobierno de las hermanas estén calladas. Siendo representantes del presidente de todos los españoles, lo hayamos votado o no, deberían haber abierto la boca, haber dicho algo, no dejarnos desamparados. Pero la desidia ha dominado a toda la clase política, desde los delegados hasta los ministros, y si tiramos de la cuerda hasta el propio ZP que ha hablado después de que lo hubieran hecho los sindicatos y las entidades sociales. ¿O es que tenemos que vernos representados por la AUGC para que sea esta asociación la que defienda a los guardias diciendo que no pegan a los negros y no los abandonan a la deriva en estado crítico? Pues va a ser que sí. Con este panorama, nos dibujan un esquema difícil de digerir. Si un Gobierno se ve obligado a pedir al Rey que intervenga porque no sabe cómo salir de este lío, no me quedan dudas: tenemos un problema grave. Los fallos diplomáticos comenzaron poco a poco y ahora nos plantan este mojón. Ahí, en medio del camino... prometiéndonos otros. ¿Puede un Gobierno permitir que un grupo de chantajistas pongan en vilo a todo un pueblo, jueguen con los intereses y pisoteen los derechos de los melillenses? Pues ya ven, no sólo lo permiten sino que callan cuando estos sinvergüenzas dominados en la sombra por el radical Yahya tienen la osadía de anunciar y publicitar un calendario de protestas. ¿Dónde están las denuncias?
Si la única salida que se le ocurre al Gobierno es anunciar un viaje a Rabat y criticar al PP acusándole de electoralismo... entonces chungo, pero chungo, chungo. ¿Qué pasará cuando los que amenazan sean algo más que chantajistas titiriteros? Uf madre.