Mientras las máquinas continúan con los derribos, los inmigrantes cambian sus enseres de lugar
Con la reciente advertencia del Gobierno de que echará abajo los barracones del Sardinero, la rutina sigue marcando el día a día entre las naves que aún siguen en pie mientras las máquinas trabajan en la preparación de la explanada para una superficie comercial.
Los inmigrantes están de ‘mudanza’. Cogiendo los utensilios que tienen y pasándolos de un lugar a otro. O recogiendo lo que encuentran por el camino y guardándolos en otro lado.
Es el día a día en un solar que ha terminado siendo el fiel reflejo del abandono y que sigue ocupado por adultos y menores además de servir de acumulación de gran cantidad de basura.