La imagen de inmigrantes a bordo de pateras se ha quedado en un segundo, tercer o cuarto plano en Ceuta.
Ahora se utilizan más los ‘vehículos pateras’ para introducir a los subsaharianos en España sin despertar sospechas. La realidad que actualmente está viviendo Ceuta es ya conocida en Melilla. La presión migratoria que sufren ambas ciudades autónomas en los últimos años proporciona un amplio conocimiento de las rutas y métodos de entrada irregular por parte de inmigrantes, instigados por las mafias que trafican con estas personas.
El incremento de las medidas de seguridad en el Estrecho de Gibraltar, tanto con las cámaras de vigilancia del SIVE como las propias de la Guardia Civil o de Salvamento Marítimo, ha provocado un cambio en los modos de entrar en la ciudad autónoma.
Para ello, las redes que trafican con seres humanos utilizan coches, según explicaron fuentes policiales, que son especialmente preparados en talleres clandestinos de Marruecos, donde se les quitan piezas al motor, dejando únicamente las imprescindibles para circular.
Los inmigrantes son escondidos en el salpicadero o bien en los asientos traseros, que son especialmente preparados para que quepa una persona, pero en condiciones infrahumanas, con poco espacio para respirar y retorcido.
Como novedad, los agentes han constatado que los vehículos suelen tener las matrículas falsificadas, ya que se trata de organizaciones perfectamente estructuradas donde cada uno juega un papel determinado.
Algunos se dedican al robo o adulteración de las matrículas, otros trabajan en los talleres, otros contactan con los inmigrantes y otros conducen los vehículos, que suelen ser tanto de Ceuta como de Marruecos.
20 inmigrantes en 2015
En lo que va de año la Guardia Civil y la Gendarmería marroquí han descubierto a más de 20 inmigrantes subsaharianos escondidos en el interior de estos vehículos, según los datos facilitados por estas mismas fuentes.
El último caso en Ceuta se produjo el pasado lunes cuando un vehículo ‘kamikaze’ cruzó la frontera con dos inmigrantes escondidos en el coche y, posteriormente, sus dos ocupantes se dieron a la fuga y dejaron abandonados a los subsaharianos, que fueron rescatados en buen estado.
La frontera del Tarajal que separa Ceuta de Marruecos está considerada una de las de mayor tránsito de la Unión Europea al soportar el paso diario de más de 20.000 personas y un número superior a los 2.500 vehículos.
Esta situación motiva que los agentes emplazados en la aduana tengan que conjugar la labor de seguridad con la de agilidad en el tránsito para no provocar retenciones que perjudicarían los accesos, según indicó un agente de la Guardia Civil ceutí.
En este sentido, la astucia de los funcionarios del instituto armado suele jugar un papel fundamental a la hora de detectar este tipo de prácticas ilegales. “No se puede revisar a fondo todos los coches. Es imposible”, explica este agente.
Por este motivo, los agentes realizan estos controles a los conductores que infunden sospechas, bien mostrando nerviosismo o por otras circunstancias que pueden hacer entender que están cometiendo un delito.
Ahora los ‘vehículos pateras’ son la ‘especialidad’ migratoria de la casa. Al menos así lo reflejan las estadísticas.
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