De cómo la estulticia y el engaño pueril de intelectuales de pacotilla, que no saben distinguir -como dijera Antonio Machado- «las voces de los ecos…», pueden tratar de hacer cambiar la historia. Pues Catalunya nació como condados de la «Marca Hispánica» del Imperio carolingio de Carlomagno -coronado en Roma por el Papa León III-, que sustituyó al Imperio Occidental de Roma.
A finales del siglo IX, el monarca carolingio Carlos el Calvo designo a Wifredo el Velloso -un noble descendiente de una familia de Conflent- conde de Cerdaña y Urgel(870), lo cual suponía la reunión bajo su mando de buena parte del territorio de la
«Marca Hispánica». Wifredo fue el primer conde en transmitir el Gobierno de sus territorios directamente a sus descendientes, debido a la crisis en que estaba sumido el Imperio y al consiguiente aumento de poder de los gobernantes locales en los territorios fronterizos. Con lo cual, se liberó de «hecho» del Imperio Carolingio -con Wifredo el Velloso- a Catalunya. Más tarde, con Borrell, se oficializó de «derecho» la independencia de la nación catalana en el año 987(siglo X), al no prestar juramento al primer monarca de la dinastía de los Capeto, dejando de rendir pleitesía al rey francés.
Más tarde, la reina Petronila de Aragón y el conde de Barcelona -condado de Catalunya- Ramón Berenguer IV, unieron sus coronas a través de unos esponsales de estado, que unirían sus dominios en un reino común en igualdad de condiciones, respetándose sus respectivas cortes y leyes. Nunca hubo integración del condado de Catalunya en el reino de Aragón; sino un compromiso de unión de los dos estados, posibilitado por el casamiento de Petronila y Berenguer IV (1131-1162).
Aunque, bien es verdad, que el nuevo reino que vio la luz se denominó: «Reino de Aragón», siempre estuvo constituido por Aragón y Catalunya, con sus respectivas costumbres, leyes y sus propias cortes. Y, bien podemos apuntar que este modelo de estado fue el utilizado para unir a Castilla y Aragón, bajo la corona de los reyes Isabel y Fernando.
Por mucho que algunos -llenos de ignorancia y resentimiento- traten de pervertir la realidad histórica sobre Catalunya; pues guste o disguste a unos y a otros, Catalunya nació en la «Marca Hispánica carolingia»; y, se independizo de la corona francesa, siendo un condado independiente, con territorio, lengua, leyes y tradiciones propias, antes, mucho ante, que los condados de Castilla y Portugal se independizaran del reino de León…
Ya hemos escrito de largo y tendido acerca acerca de Catalunya y la democracia. Sin embargo, ante el duro enfrentamiento del Estado y la Generalitat por la convocatoria de un referéndum sobre la independencia catalana, que a nuestro criterio lleva visos de causar un daño irreparable en la democracia que, con gran esfuerzo de todo el pueblo español, logró arrebatarle a la dictadura del general Franco y al fascismo que impusieron a la sociedad española durante cerca de cuarenta años.
A lo que acontece en Catalunya con procedimientos pretéritos que no nos parecen democráticos, y propios de otras épocas anteriores a la libertad de expresión que se explicita en el artículo 25 de la Constitución del 1978, y que pueden ir radicalizándose hasta vaciar de contenido el referido artículo, nos oponemos. Porque en ningún caso una consulta a decidir de manera democrática por el voto directo en las urnas por los ciudadanos, puede ser una ilegalidad; sino todo lo contrario: una demostración palpable a simple vista, de que la democracia es la mejor forma de dirimir los contenciosos que surgen en la vida política de un país.
De tal manera, parece evidente que la convocatoria de referéndum para Cataluña, con la presión que ejerce el partido Popular, Vox y Ciudadanos por todos los medios a su alcance, no reúne las condiciones mínimas de legalidad para que prospere con las mínimas condiciones democráticas para llevarse a efecto.
Y, por consiguiente, le corresponde al Gobierno de la nación dar el paso de dialogar con el Govern de la plaza de San Jaume, para que retire este remedo de referéndum que no lleva a ninguna parte; y, pacte de manera democrática y en plena libertad otro referéndum plebiscitado con todas las garantías procesales, que deben de tener una cuestión tan importante para Catalunya y para el conjunto del Estado español, como es la cuestión independentista.
Sin duda, nos equivocaremos, si con medidas coercitivas y mandando a los cuerpos de seguridad y orden público a intervenir carteles y urnas; así como también bloquear la financiación autonómica, pretende silenciar un proceso que lleva décadas interiorizado en la sociedad catalana. Sólo mediante diálogos francos y alumbrados por la razón, en una nueva Constitución que configure a España como «una nación de naciones», que contemple otra realidad más en consonancia con lo que acaece cada día en nuestra compleja sociedad, puede vislumbrarse un futuro donde puedan armonizarse las diferentes naciones y autonomías que conforman el país.
Catalunya, bien sabemos que es una nación, con lengua y cultura propia, desde que Wifredo “El Velloso”(1) lo liberó de la «Marca Hispana» del imperio de Carlomagno en el siglo IX , en un condado, que luego se uniría al reino de Aragón; y, más tarde con su unión dinástica a Castilla se iría conformando un nuevo concepto de Estado-Nacional en la frontera de la decadencia de los reinos medievales, y la nueva concepción renacentista del auge de los nacionalismos y el absolutismo como nueva forma de gobernar; donde definitivamente acaba el poder de los señores feudales para ir apoyándose en una nueva burguesía y en el poder que ostenta la corona, que va tornándose cada vez más centralizada y absoluta. Nada, por tanto, hay que restar a la historia; y sí, regresar a ella, para comprender donde habita el origen de los desencuentros y, como consecuencia, que maneras y métodos hemos de emplear para tratar de llegar a un entendimiento que haga posible continuar en el mismo camino de intereses recíprocos que, desde hace siglos, vislumbraron los reyes de Castilla y Aragón(2) para hacer un Estado más fuerte que pudiera competir con los reinos poderosos de aquella Europa que dejaba el Medievo para entrar de lleno en el Renacimiento...
Sin embargo, el miedo atávico a un nuevo concepto de Estado, y a unas nuevas relaciones entre las autonomías y el poder central, hace que el Gobierno quede inmovilizado y sin pulso para llevar a efecto una reforma de la Constitución, que pueda dar cabida a las diferentes formas de entender el grado de autonomía que deben de tener las naciones históricas como Cataluña, Navarra y Euskadi, y el resto del país. Nada conseguiremos cerrando los ojos a la realidad y prohibiendo consultas, pues ello nos lleva directamente a la destrucción de la convivencia, que más tarde será imposible de restañar.
Sí acudimos a los procesos históricos de independencia que se han dado en los últimos siglos XIX, XX y los años del presente, bien referido a Hispanoamérica(3) o a África, y más recientemente en la vieja Europa en lo que vino en llamarse Yugoslavia(4) -Eslavos del sur-, todos los intentos que se intentaron para impedir el proceso independentista fracasaron estrepitosamente; y, por el contrario, dio lugar a costosas perdidas en vidas humanas y en destrucción que no beneficiaron a nadie; y además, no impidieron el proceso independentista que siempre al final triunfaron. Y, en esta lección que nos da la historia, debemos de ser prudentes y no caer en un proceso falto de visión política, y al contrario, abrir caminos de diálogos con aquellos que piensan que la independencia es la mejor opción.
Cuando una democracia está vacía de contenido, porque no protege a sus ciudadanos -tal como bien nos apuntó Nelson Mandela: «Si no hay comida cuando se tienen hambre, si no hay medicamentos cuando se está enfermo, si hay ignorancia y no se respetan los derechos elementales de las personas, la democracia es una cáscara vacía, aunque los ciudadanos voten y tengan Parlamento», y además no tienen la libertad de expresión como dice el artículo 25 de la Constitución de 1978, entonces no podemos llamarla democracia, porque sólo es una apariencia, una ficción disfrazada de democracia. De tal manera, que podemos hacernos una pregunta, a saber: ¿Por qué en países democráticos como Canadá (Quebec), Reino Unido(Escocia), y Checoslovaquia (Chequia y Eslovaquia), se pudo hacer un referéndum para la independencia, y en España en relación a Catalunya, no se puede llevar a cabo?
¿Es qué acaso en Canadá, Reino Unido y Checoslovaquia, impera la democracia, y en nuestro país brilla por su ausencia? ¿Es qué acaso en esta España nuestra, nunca nos vamos a quitar la herencia de la dictadura del general Franco y del fascismo? ¿Es qué esta España de charanga y pandereta, que bien nos dijera don Antonio Machado en sus versos, no acabará nunca de marcharse con sus miedos y sus malas gentes?
La España de hoy se merece que sus pueblos y sus gentes, hablen y dialoguen sin temor y con la frente levantada a los nuevos tiempos...Y, que se pongan no una, sino miles de urnas para que el pueblo pueda decidir lo que considere en conciencia más oportuno... Porque en eso consiste la libertad, y un pueblo sin libertad es un pueblo rendido y de rodillas a los poderosos. Y la España que queremos todos es una España en libertad, donde por fin no exista el miedo de gritar a bocas llenas lo que pensamos y de decir quiénes somos…
Avisamos, y tenemos a bien dejar un recado explícito, del peligro de echar leña al fuego del independentismo catalán. No; no nos parece oportuna la insensata postura de tratar una problemática clara y específicamente política, con la entrada en tromba de jueces y juzgados para tratar de solucionar la cuestión catalana que lleva tiempo gestándose en el seno de su propio proceso cultural e identitarios como pueblo.
El Gobierno del PP -verdadera fábrica de crear nuevos independentistas- trato de evitar el referéndum, enviando a la GC y a la PN a retirar las urnas -no habrá nada más patético que la imagen de la Guardia Civil en una democracia formal como la nuestra, retirando las urnas-; sin embargo, si nos vamos a procesos similares que la historia nos tiene perfectamente detallados a poco que consultemos su lectura, hemos de convenir que generalmente los procesos independentistas han seguido su evolución a pesar de que las medidas coercitivas y policiales pudieran durante un determinando tiempo pararlas.
Nada puede detener al mar en su fuerza devastadora; y, así mismo-en nuestra opinión-, nada puede detener la marea independentista una vez que una nación ha decidido tomar la vía de la independencia. Sin embargo, creemos aún posible, que todo este proceso se reconduzca si hay voluntad política y se tienden puentes a Catalunya. Porque si a finales del siglo XV, Aragón necesito a Castilla para continuar su política expansionista en el Mediterráneo; de igual manera, ahora, con una visión política pragmática y llena de una visión realista de sus propios medios económicos y productivos, es claro que su mejor desarrollo se halla dentro de la unión con el resto del país; porque su mejor mercado es la propia España y su mejor aval es continuar siendo la primera nacionalidad en las ratios económicas y de desarrollo del país.
Pasó el referéndum del 1 de octubre, y la incertidumbre del referéndum en los pétalos de la margarita del sí y del no... Porque aunque es cierto que dicho referéndum no reunía las suficientes garantías para que pueda homologarse su validez; no es menos cierto que no se puede evitar, ni siquiera con el aumento de los cuerpos de seguridad y orden púbico, que los catalanes porten su voto y lo depositen en una urna, una caja de zapatos, o una papelera que, para un referéndum sin garantías democráticas que el Gobierno se ha encargado de invalidar, da lo mismo...
Y, ¿son españoles, verdaderamente españoles, esos que utilizan a las Fuerzas de Seguridad y Orden Público del Estado, como el brazo armado a sus políticas nefastas de dividir a los españoles, dando la apariencia -aunque es claro que ese no sea el fin último- de tratar de ocupar Catalunya con los Cuerpos de la GC, y PN, traídos desde todos los rincones de España, y retrotrayéndonos en un viaje temporal a la trágica "Guerra Civil" de 1936, donde hermanos fueron a luchar contra hermanos...
Las imágenes de la «vergüenza», ya las tenemos ahí y por mucho tiempo no podrán ser borradas de nuestras retinas... ¿A dónde nos lleva las políticas a ultranza del nacionalismo centralista del Partido Popular Vox y Ciudadanos? ¿A qué desastre nos llevará, Dios mío? ¿A qué desastre...?
Las imágenes -que nunca desearíamos columbrar-, a saber: «A los guardias del benemérito cuerpo, y a la PN retirando y llevándose las urnas...» Y, a la G.C. y a la PN, no se la puede confundir, porque la G.C. y la PN, no deberían estar para para afrontar cuestiones de desencuentros políticos, porque estas cuestiones sólo se resuelven con diálogo y voluntad política de desear solucionar esta complicada solución; pero en ningún caso mandando a los cuerpos policiales a retirar urnas de Catalunya, porque las urnas representan la imagen más significativa de una democracia que se precie serlo...
No; no, por nada del mundo deseamos ver esas imágenes, porque esas imágenes significarían un duro golpe para la democracia en nuestro país, y la marcha irreversible de Catalunya de España... Y, acabamos este artículo con el dolorido sentir -como dijera Garcilaso- que el otoño eleva en el aire las hojas de los árboles, las sostiene un momento, para luego alejarlas en los caminos de la tarde inertes y desechas, como pudieran hallarse nuestras conciencias. Ahí os dejo los versos premonitorios del poeta: «Españolito que vienes al mundo te guarde Dios, una de las dos Españas ha de helarte el corazón...».
(1) Wifredo el Velloso (en catalán Guifré el Pilós; también conocido como Wilfredo, Vilfredo, Guifredo o Guilfredo) (840-897), hijo de Sunifredo de Urgel, conde de Urgel y de la Cerdaña (868/70-897), de Barcelona y Gerona(878-897) y de Osona (886-897) de facto, si bien de iure no lo fue hasta el 878.
Wifredo pertenecía a un linaje hispanogodo de las inmediaciones de Prades, en el condado de Conflent, actualmente en el Rosellón francés. Conde de Urgel y Cerdaña en 870, recibió en el año 878 los condados de Barcelona, Gerona y Besalú de los reyes carolingios. Su gobierno coincidió con un periodo de crisis que llevó a la fragmentación del Imperio carolingio en principados feudales.
Wifredo fue el último conde de Barcelona designado por la monarquía franca y el primero que legó sus estados a sus hijos. A partir de entonces, los condados se transmitieron por herencia y los reyes francos simplemente sancionaron la transmisión. De esta forma, se crea la base patrimonial de la casa condal de Barcelona.
A la figura de Wifredo hay que atribuir la independencia de facto de los condados catalanes respecto del reino franco y la creación de una extensa base patrimonial. Una de sus acciones más relevantes fue la repoblación de la plana de Vich (878-881), una extensa tierra de nadie situada entre los dominios carolingios y los musulmanes, que posteriormente se convertiría en el Condado de Osona. Allí fundó los monasterios de Ripoll y San Juan de las Abadesas, y restauró el obispado de Vich.
(2) Los Reyes Católicos fue la denominación que recibieron los esposos Fernando II de Aragón e Isabel I de Castilla, soberanos de la Corona de Castilla (1474-1504) y de la Corona de Aragón (1479-1516).
Los reyes accedieron al trono de Castilla tras la Guerra de Sucesión Castellana (1475-1479) contra los partidarios de la princesa Juana, apodada "la Beltraneja", hija del rey Enrique IV de Castilla. En 1479 Fernando heredó el trono de Aragón al morir su padre, el rey Juan II de Aragón. Isabel y Fernando reinaron juntos hasta la muerte de ella en 1504. Entonces Fernando quedó únicamente como rey de Aragón, pasando Castilla a su hija Juana, apodada "la Loca", y a su marido, Felipe de Austria, apodado "el Hermoso", Archiduque de Austria, duque de Borgoña y conde de Flandes, perteneciente a la casa de Habsburgo. Sin embargo Fernando no renunció a controlar Castilla y, tras morir Felipe en 1506 y ser declarada Juana incapaz, consiguió ser nombrado regente del reino hasta su muerte en 1516.
La historiografía española considera el reinado de los Reyes Católicos como la transición de la
Edad Media a la Edad Moderna. Con su enlace matrimonial se unieron provisionalmente, en la dinastía de los Trastámara, dos coronas: la Corona de Castilla y la Corona de Aragón dando nacimiento a la Monarquía Hispánica y, apoyados por las ciudades y la pequeña nobleza, establecieron una monarquía fuerte frente a las apetencias de poder de eclesiásticos y nobles. Esta unión dinástica se caracterizó en el hecho de que se mantuvieron las soberanías, normas e instituciones propias de cada reino y corona. Con la conquista del Reino nazarí de Granada, del Reino de Navarra, de las islas Canarias, de Melilla y de otras plazas africanas consiguieron el control de la totalidad de los territorios que hoy forman España, exceptuando Ceuta y Olivenza que entonces pertenecían a Portugal.
Los Reyes establecieron una política exterior común marcada por los enlaces matrimoniales con varias familias reales de Europa, de las que destaca la austriaca casa de Habsburgo. Al morir Fernando en 1516, su nieto Carlos I tomó entonces posesión del trono. Esto abrió la puerta a la hegemonía de los Habsburgo. Por otra parte la colonización de América, en 1492, modificó profundamente la historia mundial.
o durante los siglos XVI XVII, hasta el 1714.
Dado que la unión de la Corona de Castilla y la Corona de Aragón era solo dinástica, las instituciones de los reinos que las formaban, más el Reino de Navarra desde su anexión, mantuvieron sus instituciones y leyes propias.
(3) Independencias Hispanoamericanas:
-Con la Guerra de independencia hispanoamericana, la mayor parte de los territorios españoles en Hispanoamérica ganaron su independencia en el primer cuarto del siglo XIX. Paraguay fue uno de los primeros países en independizarse. En el año 1810 Miguel Hidalgo en México, Simón Bolívar y José de San Martín en Sudamérica, entre muchos otros libertadores, condujeron las luchas por la independencia. En la América portuguesa, don Pedro I (también Pedro IV de Portugal), el hijo del rey portugués don Juan VI, proclamó la independencia del país en 1822 y se hizo el primer emperador de Brasil, hecho pacíficamente aceptado por la corona en Portugal.
-En Argentina, José de San Martín formó un Ejército Libertador en Mendoza como parte de su plan para liberar el territorio de las tropas Realistas. Cruzó la Cordillera de Los Andes, ayudó a la independencia de Chile y, utilizando una flota organizada en dicho país, atacó el centro del poder español en Sudamérica, la ciudad de Lima, declarando la independencia del Perú en 1821. Poco después se encontró en Guayaquil con Simón Bolívar, y tras una breve entrevista le cedió su ejército y la meta de finalizar la liberación del Perú. Argentina proclamó su Independencia el 9 de julio de 1816.
-Durante la Guerra de la Independencia Española, varias asambleas fueron establecidas por criollos para gobernar las tierras en nombre de Fernando VII de España. Esta experiencia de la autonomía y la influencia del liberalismo, la francmasonería y las ideas de las Revoluciones francesa y estadounidense fueron generando un desapego contra la España europea, reconduciéndose hacia la lucha por la independencia, conducida por los libertadores, también conocidos como autonomistas. Los territorios hispanoamericanos se separaron de la Madre Patria, a menudo con la ayuda del Imperio Británico, que pretendió comerciar con América sin el monopolio español.
Un proceso similar ocurrió en los territorios del norte y Centroamérica de España en los años 1820 tras la Independencia de México.
(4) Independencias en la antigua Yugoslavia:
-Las Guerras de Yugoslavia fueron una serie de conflictos en el territorio de la antigua Yugoslavia, que se sucedieron entre 1991 y 2001. Comprendieron dos grupos de guerras sucesivas que afectaron a las seis exrepúblicas yugoslavas. Se han empleado términos alternativos como la Guerra de la antigua Yugoslavia o Guerra de los Balcanes.
-Las guerras se caracterizaron por los conflictos étnicos entre los pueblos de la ex Yugoslavia, principalmente entre los serbios por un lado y los croatas, bosnios y albaneses por el otro; aunque también en un principio entre bosnios y croatas en Bosnia-Herzegovina. El conflicto obedeció a causas políticas, económicas y culturales, así como a la tensión religiosa y étnica. Hubo muchos detonantes, pero los principales fueron la abolición de la autonomía de Kosovo por Milosevic, y sobre todo que los serbios de la región croata de la Krajina declararan su separación de Croacia en marzo de 1991, lo que llevó a Croacia y a Eslovenia declarar unilateralmente su independencia y producir un efecto contagio en el resto de repúblicas yugoslavas. Debido al choque entre el nacionalismo serbio (Milosevic) y el croata (Tudjman) se degeneró en una guerra muy violenta. Meses después el 15 de enero de 1992 los países europeos de la CE y la comunidad internacional reconocen la independencia de Eslovenia y Croacia, provocando el fin de Yugoslavia,2 aunque Serbia y Montenegro seguirán usando esta denominación (sin reconocimiento internacional) hasta el 2003.
El rey ha reclamado este martes, en el discurso de Nochebuena que ha dirigido a…
El presidente del Gobierno de Ceuta, Juan Vivas, ha ofrecido su tradicional discurso de Navidad,…
El Gobierno marroquí presentó este martes las principales enmiendas de la esperada reforma del código…
A partir del ejercicio fiscal 2024, los contribuyentes de Ceuta y del resto de España…
La digitalización trae consigo múltiples ventajas, pero también nuevos riesgos. En Ceuta, como en el resto…
'Comandante y Cartón', así se llama el spot de Navidad con el que el Atlético…