El artista ceutí Ángel Ruiz Lillo (1930-1989) no pudo verlo en vida, pero uno de sus discípulos en Estados Unidos, Ivan Whillock, ha hecho posible, junto a la persistencia de la familia del escultor caballa y distintos intelectuales e investigadores locales, su sueño de traer a la ciudad autónoma la ‘Dama de Ceuta’ que su autor dejó al perecer en Minnesota (Estados Unidos). La Consejería de Cultura ha dado el último empujón para conseguirlo haciéndose cargo del traslado de la obra, que Whillock ha donado a la Ciudad junto a un Cristo doliente y alrededor de doscientos dibujos con la misma firma.
Para José Manuel Pérez Rivera la ‘Dama de Ceuta’ es “un símbolo imperecedero y eterno del alma” de la ciudad, “de su bondad, sabiduría y belleza”. La escultura, según destacó en una de sus colaboraciones con este periódico a finales del año pasado, “tiene la fuerza suficiente para reforzar y alimentar el alma de los ceutíes, para expresar el espíritu de Ceuta y el carácter de sus gentes y para simbolizar el despertar de su ‘genius loci’. Es, añadió, “una bella expresión de la riqueza simbólica de esta tierra, de sus sueños, pensamientos y del potencial de este pueblo para resistir a las situaciones más difíciles y sobreponerse frente a todo tipo de calamidades. Su desnudez transmite la idea de que la esencia de Ceuta está libre de vestiduras religiosas, ideológicas, raciales, culturales e históricas”.
Carlos Rontomé: "Estamos buscando un emplazamiento a cubierto para la obra una vez restaurada"
De momento la obra, que ya ha cruzado el Atlántico, sólo han podido verla en la ciudad los familiares de su autor. “Whillock, uno de los discípulos de Pérez Lillo, quería ver cumplido el sueño de su maestro de que acabase en Ceuta... Cuando me hice cargo de la Consejería, Pérez Rivera y otras personas nos trasladaron ese déficit que mantenía la Ciudad y formalizamos su donación junto a un ‘Ecce Homo’ y doscientos dibujos del artista ceutí, licitamos el traslado y todo se ha conseguido bastante rápido”, explicó ayer Rontomé, que se confiesa “muy satisfecho” con el resultado final.
La ‘Dama de Ceuta’, de terracota, se encuentra en “buen estado de conservación”, pero mientras se decide cuál será su emplazamiento definitivo en la ciudad, obligatoriamente bajo techo por el material en el que está realizada, se pretende contratar los servicios de un restaurador para cerciorarse de ello y estudiar la intervención en el Cristo doliente, que muestra peor conservación.
“Es un símbolo imperecedero y eterno del alma de Ceuta”, opina Pérez Rivera
“Con los dibujos la idea es revisarlos y clasificarlos para, cuando se pueda, organizar una exposición alrededor de la figura y la obra de Ruiz Lillo”, avanza el consejero.
“El caso es que algo de mi arte no sólo se vea en los Estados Unidos. Deseo ardientemente, como buen caballa, dejar huella de mi trabajo en esta tierra que me vio nacer y de la que me siento enormemente orgulloso: nací en Ceuta, y aunque llevo veinte años en los Estados Unidos, soy por supuesto ceutí. He hecho ya muchas obras de temas ceutíes, entre ellas la ‘Dama de Ceuta’ que está en Norteamérica, pero me gustaría, como caballa que soy, dejar algo de mi arte en mi pueblo, dejarla en Ceuta”, declaró a ‘El Faro’ hace 44 años el propio autor.
Ruiz Lillo, cuya trayectoria vital estuvo marcada por el pasado político de su padre, Ángel Ruiz Enciso, alcalde republicano asesinado durante la Guerra Civil, estudió Bellas Artes en Sevilla y Madrid. Según Antonio Fuentes, en 1955 regresó a Ceuta para hacer el servicio militar en Ceuta y en esa época realizó trabajos de restauración en la Catedral. Dos años después decidió hacer las maletas y emigrar a Estados Unidos, donde pasó el resto de su vida con sobresaliente éxito artístico.
Más de medio siglo después, una de sus obras emblemáticas ha completado el camino de regreso.