Han pasado solo unos días, desde que nos has dejado, para irte al lado de los que nos dejaron, y ya hecho mucho de menos el hablar contigo, aunque últimamente no teníamos apenas conversación, no porque no lo quisiéramos, si no, porque tu mente te jugaba malas pasadas y me preguntabas lo mismo varias veces en los minutos que hablábamos. Aunque fuese muy poco el tiempo, para mí era un consuelo oír tu voz y saber que estabas ahí, que me querías como yo a ti y que al día siguiente ibas a comentar a tus hij@s “La tita hace días que no me llama” Ell@s te respondían “Mamá hablamos ayer” y tú siempre contestabas. “¡Ay mi cabeza!
Han sido más de cincuenta años de confidencias y cariño, sabiendo que no nos fallábamos nunca la una a la otra.
Has sido mi hermana mayor y me has tratado como tal. Siempre has estado a mi lado, en los momentos difíciles y también en los mejores.
No me cabe la menor duda de que si hay un Cielo, tú estás en Él. Has sido generosa con tod@s. Buena madre, excelente hija y jamás has hecho daño a nadie, todo lo contrario, siempre has ayudado a quien te ha necesitado, sin pedir jamás nada a cambio.
Aunque te hayas ido te siento muy cerca y haya donde estés velaras por tod@s nosotr@s, hasta que nos podamos reunir contigo.
¡Nunca te olvidaremos, siempre estarás con nosotr@s!