Mantenía Isaac Asimov que existía un culto a la ignorancia, que la presión del anti-intelectualismo ha ido constantemente abriéndose paso en nuestra vida alimentado por la falsa noción de que la democracia significa: “mi ignorancia es igual de válida que tu conocimiento”. Y no es que se trate de distinguir entre ciudadanos de primera o segunda atendiendo a su intelecto, ni tampoco de gestos de envanecimiento como magistralmente retrata Dostoyevski en “Los hermanos Karamazov”, sino de gestos de humildad, respeto y reconocimiento ante aquellos que sostienen cierta autoridad en el conocimiento.
Pero si en algo destaca un político inútil y holgazán, es en su enorme capacidad de abordar asuntos que no son de su incumbencia, y además, hacerlo altaneramente, a modo de lección magistral, como si los votos o el dedazo le otorgasen autoridad académica. Y en eso andan estos bausanes, enmendándonos la plana con esto de lo políticamente correcto, que abarca desde el lenguaje hasta la historia, pasando por perseguir pensamientos e injerir en nuestra vida más íntima. Todo ello aderezado con la sinvergonzonería característica de quienes practican el caradurismo a diario, sin sonrojarse por mucha que haya sido la barbaridad.
Las iniciativas que buscan embaucar con el lenguaje con esto del mal llamado “lenguaje sexista”, que oculta bajo sus feroces fauces la dictadura de la ideología de género, se han visto superadas a sí mismas por la que ahora, una marca de leche está realizando, para modificar en el Diccionario de la Lengua Española el concepto de “madre”, propuesta a la que rápidamente se ha sumado el famoseo, aparentemente, ávido de notoriedad y dinero. Llegado el momento tendremos que pensar el porqué sostener con dinero público una institución, para estos deslustrados ciudadanos tan arcaica y prepotente como es la Real Academia de la Lengua Española; en lugar de pagar, por ejemplo, al Diputado Rufián, algo más que los cien mil euros anuales que percibe para que, con dinero de todos los españoles, cultive y acreciente los aspectos personales de su apellido.
La solicitud de un proceso constituyente de soberanía independiente para Aragón, vomitada por el argentino dirigente de “Podemos”, Pablo Echenique, al que tanto gustan las jotas groseras y procaces, pagar en negro a sus empleados y defraudar fiscalmente, es la tónica general de un partido que ha llegado a donde ha llegado por la descomposición de un PSOE que pretendió disfrazarse de “Podemos”. Una afirmación propia de un niño mal instruido de primeros años de primaria, de un botarate. Las afirmaciones de este zaragozano de adopción debe ser la comidilla burlona en las reuniones de la Real Academia de la Historia.
Si es duro recapacitar por haber votado a un partido que tuvo 18 años como tesorero a un corrupto, no puedo imaginar cómo será recapacitar haber votado a un partido con los mismos corruptos, y que además promociona la destrucción de España mediante pactos y aplausos públicos a secesionistas, terroristas, y ahora mediante afirmaciones propias de un beodo ¿De verdad qué esto es lo que han votado 5 millones de españoles?