“Si vamos hacia la UA, lo primero es preservar el actual REF de Ceuta y Melilla”
No; ni es una errata, ni tiene nada que ver con mis queridos caninos. Me refiero al “pero”, conjunción adversativa, en su significado de contrariedad, a lo largo de los treinta años en que fui Secretario General de la Cámara Oficial de Comercio, Industria y Navegación ceutí, puse el mayor empeño en llevar a cabo una tarea muchas veces complicada, pues la defensa de los legítimos intereses comerciales, industriales y portuarios de Ceuta exigía un constante esfuerzo.
Ser singulares allá donde imperaba la uniformidad no resultaba nada fácil. Junto con Melilla, nos guste o no, nuestra situación geográfica, separados del resto de España por el mar y fronterizos con Marruecos, nunca podrá igualarse a la de cualquier otro territorio peninsular. Y ahí es donde casi siempre nos surgen los “peros”.
Por esa razón, hemos de estar muy alertas cuantas veces toquemos nuestro especial régimen económico y fiscal, nuestro REF. Siendo todavía un niño, ya oía hablar en casa de los “fueros de Ceuta” como algo que debía defenderse a ultranza, para lo cual se invocaban mandatos del Rey Felipe IV que los ratificaban.
Aquí no se abonaban ni el impuesto de Utilidades (hoy IRPF y Sociedades) ni casi ninguna otra carga fiscal. En la práctica, los tributos municipales (el de mayor importancia, “Arbitrios”, equivalentes al actual IPSI importación) eran, prácticamente, los únicos en vigor. Se producían, como ahora, encuentros con Melilla.
En tiempos de la República se constituyó una Comisión conjunta, cuyas conclusiones insistían en la más amplia exención tributaria solicitándose una autonomía directamente dependiente del Gobierno central, ello con el fin de desvincular a ambas ciudades de la Alta Comisaría de España en Marruecos.
Se reconoció tal derecho, pero no hubo Estatuto alguno. Más tarde, en los años 50 del pasado siglo, el Gobierno acordó la creación de una Comisión Mixta para el estudio del REF de Ceuta y Melilla. Se elaboraron otras conclusiones que sirvieron para la redacción y aprobación, en 1955, de la Ley de Bases sobre dicho REF, cuyo Preámbulo recogía aquellas conclusiones, pero -otra vez el “pero”- su articulado parecía escrito por alguien que no había leído el Preámbulo, pues lejos de mantener aquella inveterada tradición de exención total, vino a imponer lo que ahora se defiende a ultranza; el abono de un 50% y la bonificación del otro 50%.
Eso sí, definía el carácter de Territorios Francos /y no solamente Puertos) de Ceuta y de Melilla, al disponer que en ambas ciudades “será libre la entrada, salida, tránsito y transbordo de mercancías”, pero (y aquí vuelve a salir la misma conjunción adversativa) añadiendo unas líneas objeto de critica, al considerarse como limitaciones que desvirtuaban lo anterior: “conforme a las leyes y con el control de los servicios de Aduanas”.
Puestas así las cosas, y al principio con un serio enfrentamiento entre la Cámara –que pretendía seguir manteniendo la exención total- y la Administración -que propugnaba la plena vigencia del abono del 50%- previsto en la Ley, un enfrentamiento provocó la dimisión del entonces Presidente de la Cámara, José María Baeza Huesca, se llegó finalmente al acuerdo según el cual, entre todos los empresarios, se abonaría cada año lo que el entonces “Administrador General de las Plazas de Soberanía”, José María Gómez López, llamó “un millón simbólico” de Pesetas, pero (otra vez más) ese millón se convirtió pronto en una recaudación mucho mayor, ante la presión de Hacienda. Hoy existe en Ceuta y en Melilla conciencia fiscal, antes ni se imaginaba.
En los primeros años 80 del pasado siglo tuvo lugar la negociación para el ingreso de España en la Comunidad Económica Europea (hoy UE). La Cámara comprendió que era una oportunidad única para el desarrollo de España, aunque pudiera dañar a Ceuta, y en tal sentido apoyó dicho ingreso, haciendo a su vez una serie de propuestas a la Comisión negociadora, a fin de que se mantuviera el status fiscal de Ceuta (entre otros puntos, Territorio Franco, bonificaciones y exenciones fiscales vigentes y Reglas de Origen)
Se consideró que, al ser Territorios Francos, la exención del Arancel de Aduanas para mercancías procedentes de países no comunitarios –especialmente los orientales- podía mantener, al menos temporalmente, el atractivo comercial que venía ejerciendo nuestra ciudad (eran los tiempos del boom del bazar y de los “paraguayos”).
"Hemos de estar muy alerta cuantas veces toquemos nuestro especial régimen económico y fiscal”
Efectivamente, tal atractivo persistió, con el añadido que supusieron aquellas prendas de cuero, tan deseadas por los portugueses, pero (y vuelve a salir el “pero”) esa situación duró pocos años, pues los acuerdos comerciales que iba concertando la UE con otras naciones supusieron grandes rebajas en los tipos del Arancel para mercancías procedentes de aquellas, con lo que solo quedó la diferencia favorable entre el IVA y el IPSI, poco o nada a efectos de volver a vivir esos felices años.
Ceuta había perdido aquel gran gancho comercial que atraía a centenares de miles de compradores procedentes de la Península. Ahora surge de nuevo el tema de la posible integración en la UA (Unión Aduanera) de la Unión Europea (UE), es decir, la derogación del carácter de Territorios Francos.
Recordemos, para que no ocurra más, lo sucedido con las Reglas de Origen, que de constituir una notable expectativa de industrialización pasaron a convertirse en un doloroso fiasco. Hubo un ilusionante inicio con la instalación de aquella empresa de capital italiano llamada “Alice”, que llegó a tener más de setenta trabajadores, pero (otro “pero” más)- las quejas de países incluidos en el área aduanera de la UE contra la entrada en la misma de productos lácteos elaborados en Ceuta por “Alice” y las medidas adoptadas contra dicha actividad acabaron con lo que se creyó de buena fe que iba a dar un notable impulso a la economía ceutí, pues al amparo de dichas Reglas ya habían anunciado su instalación otras empresas que renunciaron al ver lo sucedido con “Alive”.
Si vamos hacia la UA, lo primero es preservar el actual REF de Ceuta y Melilla –prescindiendo, claro está, de la cualidad de Territorios Francos-; intentar la creación de un a modo de aquellos “Posei”, (incentivos especiales a las regiones ultraperiféricas de la UE que siempre fueron negados a estas dos ciudades, dada su cercanía); pensar en los efectos que pudieran derivarse de una lógica incorporación a la UA comunitaria (Schengen, visados, mayores controles en El Tarajal), o bien desistir de tal posibilidad.
De proponerse formalmente esta iniciativa, habrá que afrontar una negociación inexplorada, que no deberá dejarse jamás exclusivamente en manos de terceros. Siempre habrán de estar presentes, y muy atentas, personas ceutíes o melillenses bien preparadas, pues, como suele suceder al tratarse sobre estas ciudades, hay que tener cuidado desde el primer momento de la negociación, por cuanto está probado que, ya en nuestra propia nación, existen funcionarios que se ponen en guardia y hasta sacan el arma.
Por desgracia, para ellos somos ciudades “sospechosas”, como –hablando de Ceuta- decía cierto documento oficial que supongo seguirá bien guardado en la Cámara de Comercio: La experiencia demuestra que hay que estar permanentemente atentos a fin de evitar cualquier posible tropelía, y más ahora, cuando los sucesos fronterizos se repiten, dando una imagen tan mala como injusta de ambas ciudades Y que ya no tengamos más “peros” que los de Ronda.