Desde el viernes decenas de personas aprenden y practican la filosofía del yoga a través de los talleres organizados con motivo del Día Internacional
El yoga aúna cuerpo y mente y a él se ha acercado por segundo año consecutivo a través de las segundas jornadas que se organizan con motivo del Día Internacional. Con este día se pretende concienciar a la población del ejercicio de esta practica milenaria que cada vez suena más fuerte y aglutina a más adeptos.
Los talleres no se han destinado solo a la población adulta, de hecho, los más pequeños fueron los primeros en disfrutar de su práctica. Fue en diferentes centros educativos donde arrancaron el viernes las jornadas que, más tarde, se trasladaron hasta la playa del Chorrillo y al Hotel Ulises, que ha sido el epicentro de estas jornadas que ponen hoy su broche final con clases de yoga y reflexología. Talleres que ya se sucedieron ayer durante toda la jornada matutina. Gracias a ellos los asistentes descubrieron algunos de los grandes beneficios de esta disciplina como lograr la fuerza y flexibilidad que una persona necesita a través de diferentes posturas.
Con la sesión vespertina llegaba uno de los talleres más esperados que no se había instruido antes: alimentación consciente o ‘mindful eating’. Más conocida por unos que por otros, lo cierto es que el ‘mindfulness’ está de moda o más bien como dijo Natalia Hincapie, instructora del taller “es una moda ancestral”. La alimentación es parte fundamental de nuestra vida, se trata de un proceso tan necesario como respirar, y el ser consciente de lo que ingerimos puede ser decisivo para la salud. Pero la alimentación consciente no comprende un marco tan reducido, esta técnica alienta a ser conscientes de dónde provienen los alimentos que ingerimos y la verdadera naturaleza del producto. Con ello, no solo se vela por el propio cuerpo sino también por el medio ambiente. “Estamos creando un daño natural por consumir sin consciencia”, señalaba Hincapie.
Así que, entre olor a incienso, un inmenso silencio, con cuatro alimentos en la mano y los ojos cerrados, los presentes comenzaron a experimentar las sensaciones que recorrían por su cuerpo a medida que acercaban los alimentos a su boca. Una técnica para que el cuerpo permanezca sano, fuerte, flexible y lleno de vida pero que, a la vez, pueda ser utilizado de forma efectiva para el viaje al autoconocimiento, y con el combustible adecuado ese trayecto ‘vitae’ será más largo y provechoso. Un viaje que ayer compartieron todos los participantes con una ruptura de ayuno conjunta en el Chorrillo.