La llegada a las dependencias de la Protectora de Animales de cuatro nuevos galgos rescatados en Jerez vuelve a poner de manifiesto la adversidad que planea sobre esta raza. Abandonados sin miramiento por los galgueros una vez dejan de serles ‘útiles’, los animales terminan sus días ahorcados, torturados o, en el mejor de los casos, vagando desorientados hasta encontrar la muerte en una carretera.
Algunos consiguen una segunda oportunidad y así estos cuatro hermanos de poco más de año y medio de edad han llegado a nuestra ciudad a la espera de que alguien vea en ellos más allá de un objeto para la caza o las carreras que algún día puede ser desechado. Ya se ha convertido en algo habitual que el regreso de uno de los viajes a Francia esté marcado por la recogida de galgos desechados por los galgueros.
Tímidos, asustados y desconfiados, claro síntoma de todo lo que han arrastrado en su corta vida, pese a ello, y desde que han pisado tierra ceutí, siempre están dispuestos a recibir una caricia y poco a poco van recuperando la confianza en el ser humano.
La Protectora ha vuelto a poner el punto de mira más allá de nuestras fronteras y, una vez más, ha salvado la vida de cuatro perros pertenecientes a una de las razas más maltratada por la crueldad de algunos colectivos. No es la primera vez que lo hace y ya es habitual ver en sus patios a estos elegantes ejemplos de nobleza y sensibilidad.
El pasado año fueron diez los galgos recogidos, también en Jerez y en Conil de la Frontera una vez finalizada la temporada de caza. Las protectoras de la península se saturan rescatando a estos animales para salvarlos de una muerte más que segura, los voluntarios ceutíes no pudieron mirar hacia otro lado y los trasladaron a nuestra ciudad.
En esa ocasión, algunos de ellos fueron adoptados en Ceuta. El caso más dramático fue el de Dante, un animal ciego que emocionó a los animalistas al conocer su historia: siempre iba acompañado de su padre que ejercía de lazarillo.
Siena no tuvo la suerte de llegar a conocer una familia. Los escasos cuidados de su antiguo propietario hizo imposible frenar el cáncer que se extendió por todo su cuerpo sin que nada pudiera hacerse por salvar su vida. Otros como Gala viajaron en este último viaje a Francia para encontrar allí una familia, el mismo fin que los cuatro nuevos inquilinos de la Protectora esperan lograr algún día.
Una vez más, los voluntarios de la Protectora de Animales han podido realizar una parada para llevar a cabo el rescate de los galgos durante el trayecto de regreso del viaje a Francia, pero las cada vez mayores deficiencias que presenta el camión de ‘La Esperanza’ amenaza la continuidad de los viajes y posteriores recogidas de estos animales.
Recordar que uno de los percances sufridos en el último trayecto al país galo afectó a una rueda que no pudo aguantar el peso y tuvo que ser sustituida cerca ya de Irún. Esto también afectó al traslado de los cientos de kilos de alimentos que las protectoras francesas donan a la entidad ceutí. Numerosos sacos de pienso tuvieron que quedarse en el país galo ante el temor de que el peso terminara afectando al vehículo.
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