En una de las habitaciones del Hospital Universitario descansa F.Z.A. Justo a su lado, un bebé que ha nacido sano y al que quiere llamar Yons. Cuando crezca quizá llegue el momento de contarle los avatares que pasó su progenitora para traerlo al mundo y cómo lo logró con la ayuda inesperada de dos guardias civiles que estaban en el puesto de control de Benzú. Pero eso será dentro de unos años. Ahora hay que retrotraerse a lo sucedido la pasada madrugada, cuando a las 2.15 horas, los dos componentes del Instituto Armado eran solicitados por las fuerzas auxiliares marroquíes que acompañaban a una mujer, vecina de Beliones, con fuertes contracciones y avanzada dilatación. No daba tiempo a llegar al clínico marroquí de referencia así que el trecho más corto era cruzar al control español para pedir ayuda.
Y allí, quienes estaban eran dos guardias civiles que tuvieron que hacer frente a una de las grandes pruebas de la vida: facilitar que otra venga al mundo. Tal y como ha explicado el Instituto Armado, facilitaron el acceso de la mujer y su esposo dando aviso al 112 para que viniera una unidad del 061. Pero Yons quería nacer ya, así que forzó la intervención de los dos hombres quienes, dentro de las dependencias oficiales, colocaron mantas y atendieron a la parturienta. El parto fue tan rápido que los guardias tuvieron que ayudar a la madre a sacar al bebé uniéndose todos ellos en la función de facilitar que el pequeño llegara en buenas condiciones. Una vez que el parto se produjo llegó la ambulancia del 061, cuyos sanitarios se hicieron cargo ya de madre e hijo procediendo a cortar el cordón umbilical. Los dos fueron trasladados al Hospital para su comprobación de estado y recuperación.
No es la primera vez que los guardias civiles destinados en el control del puesto de Benzú se convierten en sanitarios improvisados y facilitan la llegada de niños al mundo. La cercanía del puesto con el lado marroquí y la disposición de mayores medios de los que puedan disponer las fuerzas vecinas los convierten en un salvavidas para casos tan extremos como el de ayer. Casos extremos porque la madre solicitó ayuda cuando se encontraba ya a punto de parir, sin dar tiempo a que la ambulancia pudiera atenderla a pesar de que el tiempo de reacción fue el mínimo. Pero Yons tenía ganas de salir y emprendió una carrera que sorprendió a todos pero que, de forma indirecta, dejó una estampa de gratitud y satisfacción entre fronteras.
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