Las restricciones implantadas en la frontera del Tarajal tras la reapertura supusieron la puntilla a un polígono del Tarajal herido de muerte. Muchas de las naves que funcionaban en este punto de la ciudad cerraron pero otras pudieron reinventarse ofreciendo su negocio a un tipo de clientela que guste de acercarse a un lugar que ya no está marcado por las antiguas aglomeraciones y en donde se pueda disponer de gran variedad de productos.
Las naves no son lo que fueron pero el negocio no está agotado. Hay empresarios que han cambiado el chip y han intentado buscar en ese giro una oportunidad.
Las escenas que se aprecian hoy en día no tienen nada que ver con las de hace unos años, pero hay una alternativa para evitar la muerte de este conglomerado de naves si se sabe apostar por las fórmulas que aporten algo diferente y ofrezcan recursos imposibles de hallar en otros puntos de la ciudad.
La situación comercial y empresarial de Ceuta se encuentra ahora mismo en un momento crucial en el que más que enfrentamientos políticos urge de adopción de medidas que ayuden a salir adelante en un panorama que, estamos viendo, va a dar un giro importante.
A los cierres anunciados de empresas se suman anuncios de pérdidas de beneficios nada buenos para nuestra ciudad como ocurre con lo relacionado con las bonificaciones a la Seguridad Social y la falta de claridad y contundencia política.
Hay que debatir con seriedad sobre lo qué queremos, los recursos de los que disponemos y hacia dónde debemos mirar para sacar adelante la estructuras comerciales que se mantienen en pie y que trabajan para poder reinventarse como se está haciendo por parte de algunos de los empresarios asentados en el polígono del Tarajal.