Cuando, alrededor de la una y media de la tarde, los cuadros de mandos enfilaban en son de despedida, muchos de los miembros del Tercio ‘Duque de Alba’ 2º de la Legión buscaron y encontraron, para abrazar, incluso antes que a sus hijos, mujeres o madres, al cabo primero Samuel Quarshie.
Porque se marcha uno de los clásicos y queridos de la Legión, un veterano que ayer vivió su último aniversario en activo, tras treinta y tres años, unos tras otro, al pie del cañón, “disfrutando por servir a mi Patria, a quien me ha hecho como persona”, asegura el militar, que quiere puntualizar que “aunque me jubile –la despedida se producirá el próximo quince de junio–, siempre seré un legionario, un sentimiento que jamás se borra y al que le debo muchas de las cosas buenas que me han sucedido en la vida”.
Entre estos aspectos positivos que ensalza el militar se encuentra el sentido de la responsabilidad, el compañerismo, “y también el agradecimiento porque, de no entrar en la Legión, tal vez hubiera tenido una vida en la mina o simplemente no hubiera tenido vida porque estaría muerto”.
Natural de Ghana y desde 1978 en la Legión, Samuel habla con la ilusión de un jovenzuelo porque, según explica, “pienso en la Legión veinticuatro horas al día, algo que seguramente me ocurra también de jubilado”, reconoce.
Quedarán atrás muchos episodios, en Ceuta pero también en otras ciudades españolas, siempre sirviendo a la Patria, como Las Palmas y Fuerteventura, a donde llegó cuando era un veinteañero que aún conserva.