Cuando el año pasado tuve la fortuna de entrevistar a Vicente del Bosque, lo que más me llamó la atención fue que se lo tomó en serio, oyendo las preguntas y respondiendo tras reflexionar. Tras haber estado ante los micrófonos y tras las cámaras de las mejores emisoras, cadenas de televisión y periodistas del país, me sorprendió su trato hacia un periodista cualquiera como es mi caso, totalmente desconocido y mucho menos mediático.
Eso me hizo ver que hay quien exhibe una humildad por interés personal o con un fin definido como hemos visto a otros entrenadores de renombre mundial por televisión, y quien verdaderamente lo es.
Don Vicente del Bosque, que lo ha ganado todo y es posiblemente el mejor entrenador de la historia (el único que ha logrado Mundial, Eurocopa y Champions), y sin Messi y Cristiano Ronaldo en su equipo, da una lección a todos aquellos que por el mero hecho de estar frente a una cámara de televisión se creen los auténticos Reyes del Mambo.
En mis poquitos años que llevo en este mundillo, sobre todo siguiendo a la AD Ceuta, me he topado con auténticos pamplinas y sobrados que por jugar contra equipos como el Jerez de los Caballeros ya se creían poco menos que dioses.
Por eso, ver de nuevo a don Vicente en Ceuta, verlo volcado con los críos, atento y solícito con cualquiera, me hace creer un poquito en el fútbol y también en que puede ser cierto que algunas personas merecen un pedestal.