El presidente de la República de Cuba (1921-25) estuvo deportado en Ceuta
Alfredo Zayas y Alfonso, político y escritor cubano, Presidente de la República entre 1921 a 1925. En el año 1882 se licenció en Derecho por la Universidad de La Habana. Se afilió al partido autonomista, para pasar posteriormente a ser militante del partido revolucionario. Este hecho motivó que fuese perseguido y encarcelado y con posterioridad desterrado a Ceuta en 1897. Donde escribió alrededor de 100 poemas, entre ellos "Al Caer la Nieve". Fue publicado posteriormente en forma de libro y se enseña en las escuelas de Cuba. Miembro destacado en la lucha por la independencia, regresó a la isla en 1898, momento en el que volvió a la vida política. Así, fue sucesivamente juez municipal en la localidad de Puentes Grandes; concejal del Ayuntamiento de La Habana; subsecretario de Justicia; delegado y secretario de la Convención constituyente por la provincia de La Habana; senador, también por la provincia de La Habana; y, por último, vicepresidente del Senado. Accedió a la vicepresidencia de la República entre los años 1909 y 1913. En el año 1920, como candidato del Partido Popular, ganó las elecciones, lo que le llevó a ocupar la presidencia de la República apoyado por los conservadores. Zayas fue candidato en 1925 no para un segundo mandato, pero se retiró de la vida política, para dedicarse principalmente a la literatura y la escritura de libros. También fue presidente hasta su muerte de la "Academia de la Historia". Murió a los 72 años de edad. Fue enterrado en La Habana en el cementerio Cristóbal Colón, su mausoleo es conocido por sus magníficas vidrieras y una copia de tamaño natural de la Piedad de Miguel Ángel.
Vivencias reflejadas en un DIARIO
Alos que nos gusta rebuscar en las librerías de raros y antiguos de vez en cuando tenemos la fortuna de encontrar alguna que otra joya de la historia local. Y eso fue lo que nos pasó en Sevilla que tras rebuscar entre volúmenes llenos de humedad y polvo la suerte nos puso frente con un conmovedor diario, escrito por el cubano Pablo de la Concepción, en la prisión del Hacho, entre 1895 y 1898. En el preámbulo define lo que desea que signifique sus escritos: "El verdadero objeto de este diario no es otro que dar a conocer al pueblo cubano los sufrimientos experimentados por los prisioneros de guerra y deportados por medida gubernativa, que el Gobierno de España nos recluyó en Ceuta durante la Guerra de Independencia. Muy lejos de nuestro ánimo está la idea de despertar odios entre cubanos y los que combatieron y odiaron su libertad por cuya razón, suplicamos al que nos honre leyendo este diario, que juzgue los tristes sucesos que en él se relatan, como la consecuencia natural de la tempestad de pasiones que la guerra desató sobre la Isla…"
En las primeras hojas el autor del diario narra su lucha por la Independencia, el lo tituló "De la Manigua a la cárcel", es una sencilla narración donde con la mano firme describe el acto de ser hecho prisionero, y lo ocurrido en los accidentes que precedieron a la infortunada acción de guerra. Continúa con su conducción como prisionero al pueblo cubano de Alquízar, el panorama sombrío que se observa en dicha población está bien trazado, es una verdadera fotografía de la reconcentración de campesinos en los poblados, era la marcha a la más horrible miseria y a la muerte.
También describe en este diario su permanencia en la fortaleza del Morro, ya en la Habana, narrándonos los largos días en la prisión, en sus oscuros calabozos, donde vio a muchos compañeros suyos ser fusilados. Él tras un consejo de Guerra fue condenado a ser deportado a Ceuta, tal vez, contó a su favor, para no ser fusilado, que tan solo contaba con 17 años.
Continúa, su escritura explicando su embarque en el lanchón junto a treinta compañeros más que fueron arrojados como fardos. Emociona su descripción y da una idea de las vejaciones que sufrieron. Para aquellas autoridades españolas en Cuba, estos hombres habían cometido el "horrendo" delito de querer tener una patria y no resignarse a seguir siendo esclavo. En el fondo de las bodegas de los trasatlánticos, aprisionados en las barras, eran llevados los reos políticos. Al llegar a España se les introducía en los calabozos antihigiénicos de las cárceles por donde debía pasar para ser luego traídos a Ceuta. En esos calabozos se les confundía con los criminales comunes que sintiéndose también españoles injuriaban a los cubanos, que tenían que contribuir al pago de su subsistencia y del falucho que imponían los matones que presidían las galeras.
Desgrana en sus páginas una descripción de Ceuta, trazado con mano maestra, con claridad meridiana y estilo ameno. Es un verdadero panorama que da a conocer la Ciudad, tan temida de nombrar en la Habana, entre quienes ya visitaron el presidio del Hacho y volvieron a Cuba para contarlo. También describe el interior de las celdas del Hacho, su organización administrativa, militar y ejecutiva. No poniendo en muy buen lugar al jefe de la prisión Remigio Alegret y al maltrato de los "cabos de vara" y sus auxiliares. Y por último se describe el momento de la libertad, el abandono de la fortaleza del Hacho y su regreso a la Cuba, ya libre. Como apéndice tiene tres interesantes relaciones históricas nominativas de deportados.
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