Marruecos ha puesto en riesgo a sus propios nacionales. Lo hizo en una jornada crítica en Ceuta, terrible, de muchísima tensión, preñada de desgracias pero también de rescates.
Un joven marroquí fallecía al intentar entrar a nado por el espigón del Tarajal. Los GEAS de la
Guardia Civil intentaban salvarle la vida practicándole la RCP, fue imposible. El magrebí, mayor de edad, sin documentación y de no más de 20 años, había llegado in extremis al
Tarajal después de que los agentes de su propio país alentaran a todos a arrojarse al mar para cruzar a Ceuta. Fue la nota trágica de una jornada a la que se sumaron los rescates llevados a cabo por los especialistas de la Benemérita, que en el mar salvaron muchas veces.
Porque ayer pudo escribirse una de las grandes tragedias de Ceuta, si no hubo más muertes fue primero porque los guardias civiles y, en especial, los GEAS se entregaron al máximo para sacar a gente del agua; segundo, porque a la fortuna le dio por aparecer en un momento delicado como ninguno, en un momento en el que se veía a padres con hijos recién nacidos en brazos, a críos de muy corta edad cruzando a nado solos, a bebés de solo días atados a las espaldas de sus madres...
Los agentes rescataron del agua a una niña muy pequeña que se había despegado de su progenitora, a más menores, a una mujer casi al borde de la muerte, a otros dos varones que entraban junto al fallecido. Y todo ello mientras seguían cruzando a la carrera más y más personas, en una escena caótica nunca antes vista y que dejó a Ceuta en una situación crítica.
Anoche se salvaron vidas, anoche se escribieron crónicas de auténticos milagros. Y anoche también hubo muchas casualidades, como la de una mujer que se quedó atrapada en Marruecos con una de sus hijas, mientras que en Ceuta quedaba su marido con otra menor. La frontera les separó, han soportado más de un año separados mientras se intentaban hacer los trámites por la vía legal para reunirlos. Al final la desesperación fue mayor y ayer esta mujer entró junto a su hija para reunirse por fin con su marido y su otra hija menor. Son los sucesos que se derivan de una frontera cerrada que ha hecho mucho daño y que ha forzado separaciones. En cuanto Marruecos alentó a esta posibilidad tan esperada por muchos, todos se lanzaron a la llamada que para ellos supone la libertad.
Una madre y su hija cruzaron para reencontrarse con sus familiares
No solo entraron marroquíes, se pudo ver a algún subsahariano con niños de corta edad entre sus brazos. Y al fondo, más allá de la frontera, se veía a miles y miles de personas que se aproximaban a Ceuta mientras
los medios marroquíes anunciaban que se había dado ‘carta blanca’ y que se permitía la salida en embarcaciones por una costa abandonada. La población subsahariana que estaba alejada de la frontera con Ceuta venía en camino hacia los puntos más próximos para intentar el pase.
Y en medio de todo esto también podían verse ayer devoluciones a pie de frontera, fueron aisladas pero mientras otros compatriotas entraban, la Guardia Civil devolvía a algunos de los que habían entrado para que, al poco, volvieran a entrar. Fue algo insultante todo lo que se pudo ver.
Los sindicatos policiales y asociaciones de la Guardia Civil pedían más medios ante lo que había sucedido y se reclamaba garantías para el desarrollo del trabajo llevado a cabo ante una situación tan extrema.
En la nave del Tarajal quedaron todos los menores que pudieron acceder (salvo los que se habían fugado) mientras que los adultos merodeaban por la ciudad cuando el CETI dispone de espacios suficientes. Se anunció un protocolo ante posibles situaciones de crisis que, a la vista está, no ha funcionado.