'Caja'. Puntuacion: 4
Santiago Segura es un tipo que no deja indiferente. Es de esas personas que para bien y para mal despierta odios y simpatías generalizadas, y es además de los que piensan que bien está que hablen de uno aunque sea para ponerlo de vuelta y media.
Igualmente se puede afirmar que Segura es de los que Antonio Banderas define como “listo de calle”, un buscavidas, un tío que sabe oler dónde está el dinero. Artesano y currante, no se trata de un fino artista del celuloide, pero sabe compensar con lo que en el cine viene a ser el equivalente a la fórmula de la Coca-Cola: saber qué quiere ver el gran público cuando va al cine a desconectar. Lo que se llamade toda la vida “hacer caja”.
Suerte que tiene de poder vivir de esto sin demasiados sobresaltos… En esta ocasión, el director se sale del confort de la saga Torrente, de humor zafio y tan facilón como efectivo, para probar sin tentar a la suerte con otro tipo de comedia de gag más suavizado pero sin salirse del camino bien marcado de la, nunca mejor dicho, “apuesta segura”.
La susodicha apuesta es la del remake de una popular cinta chilena titulada “Sin filtro”, y la historia despierta la empatía del personal colocando a una mujer de mediana edad al
borde del colapso emocional por culpa de la panda de tipejos y tipejas repulsivos que hacen un infierno de su a priori acomodada vida profesional y personal.
Pero todo tiene un límite, y la pócima secreta que le facilita un “sanador” de dudosa procedencia le hará tal efecto que se desinhibirá hasta el punto de hacer y decir, harta de todo, lo primero que le pase por la cabeza. Lo que cada hijo de vecino ha soñado en algún momento de su vida, de ahí el gancho de la divertida historia.
Este “día de furia” a la española tiene como solvente protagonista a Maribel Verdú (tengo un malintencionado amigo que siempre dice que esta actriz no es capaz de hacer una película sin salir desnuda un rato; en esta ocasión casi podríamos decir que se equivoca), aunque desfilan por la pantalla, muy marca de la casa, un sinfín de rostros conocidos del director, “amiguetes” actores unos, metidos a actores con su momento de gloria otros.
La suma de los factores sin embargo da lugar a un guión más preocupado por el buen tráiler y la publicidad adecuada para hacer caja que por no volverse repetitivo ni derrapar en un final demasiado delirante, títulos de crédito incluidos.
Santiago Segura ha confeccionado con la soltura que acostumbra una efectiva cinta de despiporre light de momentos de disfrute colectivo e insuficiente para ser recomendada por su falta de sustancia y la evidente explotación de lo muy convencional. Mención aparte merece la cara que le echa al tema de colar cuñas publicitarias por doquier, tema que quien suscribe siempre ha llevado más mal que bien. Pero eso sí, caja es muy probable que vuelva a hacer. Y falta que le hace al cine español, por contradictorio que suene…